Julián Bautista /RIOaxaca
El Zócalo, o Plaza de la Constitución, como es conocida por algunos, cuenta con más de 480 años de historia, siendo testigo de eventos trascendentales para la historia oaxaqueña. Sin embargo, hoy, el ambulantaje acompaña las postales que el turismo toma en ese bello espacio.
Comenzó a edificarse el 24 de Julio del 1529, cuando la corona española repartió 11 mil metros cuadrados a los conquistadores, construyendo viviendas y largos pasillos. No fue sino hasta 1535 cuando comenzó la construcción de la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, siendo consagrado hasta el 12 de Julio de 1733.
En 1857, fueron sembrados los árboles que podemos apreciar hoy en día, en 1901 se colocó el quiosco que se encuentra hasta la fecha, y en 2005, el Zócalo fue remodelado para tener el aspecto que conocemos actualmente.
Esta plaza es un destino casi obligado para propios y extraños, para los oaxaqueños y los turistas, el Zócalo capitalino es un punto de reunión de niños, adultos mayores, padres de familia, amantes de la cultura, para toda la población en general.
Apreciar el arte barroco de la catedral, ver ondear la bandera de México, escuchar la risa de los niños mientras revientan burbujas, provoca una sensación de pertenecer a Oaxaca, incluso si no eres oaxaqueño.
Sin embargo, en los últimos años, unas cuadras antes de llegar al Zócalo de Oaxaca, se encuentran banquetas llenas de vendedores ambulantes. Allí encuentras desde lentes de sol, playeras, collares, perfumes hasta libros.
De acuerdo con los censos realizados por elementos del municipio de la capital, se ha determinado que en las calles aledañas a la Plaza de la Constitución, están establecidos de 10 a 25 puestos ambulantes, los cuales, se encuentran bajo el cargo de personas oriundas de la capital o de algún municipio cercano a la misma, aunque en muchos casos, los encargados provienen de Guerrero, Chiapas e incluso, de Guatemala o El Salvador.
Esto provoca desagrado para todo aquél que se encuentre en el Zócalo. El mal olor, las lonas que se encuentran en medio de la calle y el difícil tránsito por la misma plaza, son factores que hacen de la visita de locales y turistas, una experiencia poco agradable.
Frente al Palacio de Gobierno, ubicado al sur de la Alameda de León, se encuentran ambulantes pertenecientes al Frente Popular Revolucionario (FPR) y a la Unión de Artesanos y Comerciantes Oaxaqueños (UACOL), quienes a la fecha, cuentan con más de cien “espacios de trabajo” establecidos en el corredor del Palacio.
Dichos vendedores ambulantes, aprovechan las fechas donde la afluencia turística es mayor, como el periodo vacacional de Semana Santa o el de verano.
Es en este último periodo, donde se concentra un mayor número de ambulantes en el corazón de la capital, aprovechando el turismo que se hace presente en el estado para ser partícipes en las famosas fiestas de Julio.
La plaza de la constitución se vuelve un caos, donde caminar y apreciar la belleza de este ícono oaxaqueño se convierte en todo un reto. Esto se ha vuelto algo cotidiano para todo aquel que frecuenta la plaza, pero para el turista, se vuelve sumamente desagradable al no poder transitar de forma libre y amena en este histórico lugar.
Esta informalidad se dispara en junio y julio, meses de suma importancia para todo oaxaqueño, y sobre todo, para la economía de este estado y donde se tiene el registro de una derrama económica que deja ganancias de hasta 4 mil 336 millones de pesos y una ocupación hotelera del 89%, según datos de la SECTUR en 2018.
A pesar de las quejas de turistas, dueños de establecimientos ubicados en el centro de la ciudad, y de la población en general, las autoridades municipales no frenan el arribo del ambulantaje al Zócalo capitalino y calles aledañas a este lugar.
Los inspectores municipales siguen realizando censos para “controlar” este comercio informal; sin embargo, más de la mitad de establecimientos ambulantes no cuentan con un permiso otorgado por el municipio.
Se han propuesto diversas soluciones por parte de los habitantes de la ciudad como la creación de un espacio exclusivo al comercio ambulante; sin embargo, todo apunta que el ambulantaje recibirá el turismo con sus puestos abiertos.