Planta de luz y fin a escasez de gas, ofrece AMLO en Yucatán

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La Jornada

Ante la secuela de apagones que ha padecido Yucatán este año, el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió, frente una multitud, la construcción de una planta de energía eléctrica. Vamos a apoyar para que se resuelva la escasez de gas natural que genera los problemas de los apagones porque se abandonó el sureste y no se crearon plantas de energía eléctrica en 30 años.

Era un tema fuera de programa, que estaba dedicado al Tren Maya y a los apoyos para el bienestar, pero ante el apremio, López Obrador –quien estuvo acompañado de su esposa Beatriz Gutiérrez Müller– anuncio que ya se había apalabrado con el director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett, para impulsar el proyecto de la nueva planta y que nunca más haya apagones en la península de Yucatán.

Para cuando el Presidente tomó la palabra, el gobernador Mauricio Vila Dosal, de extracción panista, ya se había adelantado para eximir a López Obrador de toda responsabilidad en estas súbitas suspensiones de energía eléctrica, frente a las muchas cosas (que se publican) en la prensa que no son verdad. Dijo ser testigo que ese problema viene de muchos años atrás y que frente a los episodios recientes ha mantenido contacto con la secretaria de Energía, Rocío Nahle.

 Reducen costos

Convocado el encuentro para informar sobre el Tren Maya, el titular del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) y coordinador del proyecto, Rogelio Jiménez Pons, expuso las diversas vertientes del proyecto que no se concentra sólo en lo turístico, sino que abarca el transporte de pasajeros de la región, a precios más baratos, y la circulación de carga, reduciendo, dijo, el impacto ambiental en su traslado.

López Obrador abordó el asunto sin omitir una nueva crítica a esos tecnócratas corruptos que llegaron y acabaron con los trenes de pasajeros, se acabaron los ferrocarriles, reprochó. Embate que le sirvió para anunciar su resurgimiento por la vía de su proyecto: Vuelve otra vez el tren, nada más que moderno.

Prometió ser breve por el calor –que rondaba arriba de 35 grados centígrados–, pero al paso del tiempo asumió haberse picado y en esas andanzas informó que tan sólo en Yucatán se invertirán 25 mil millones de pesos en el proyecto. ¡Imagínense cuántos empleos se van a generar con esa obra! Por eso tienen celos en el centro, en el Bajío, en el norte. Ofrecemos disculpas, pero la verdad ellos han tenido más apoyo, tienen más crecimiento y se abandonó por muchos años al sureste de México. Y el sur, como decía Benedetti, en su poema que canta Serrat, el sur también existe.

En la tarde, en Valladolid, deploró que las políticas hacia el sector ferroviario sólo priorizaran los trenes de carga, al punto que hoy, lamentablemente, el tren más famoso en el país se llama La Bestia, que usan los migrantes para buscar llegar al norte y mitigar la pobreza que padecen en sus regiones.

 Elogios mutuos

En Mérida fue una concentración en la que ambos mandatarios se prodigaron mutuos elogios, pese al antagónico origen político de sus gobiernos. El panista exaltó la política de puertas abiertas del Presidente como parte del cúmulo de parabienes y agradecimientos a López Obrador.

Éste devolvió las gentilezas: “Yo no soy lambiscón, yo estaba hecho para ser opositor, ¿cuánto tiempo estuvimos en la lucha? Pero aquí tengo que reconocer que tienen un buen gobernador. No le estoy haciendo la barba, pero Mauricio –le dijo con camaradería inusual– está haciendo un buen trabajo”.

En este ambiente, la única voz disonante fue una protesta inicial entre gritos y pancartas de Antorcha Yucatán que en cartelones reclamaba al Presidente poner fin a las calumnias contra su organización, cumplir las promesas de apoyo social y lo emplazaban a no mentir para difamar a su gremio.

Una protesta que se apagó en cuanto se desató la algarabía generalizada por la llegada de López Obrador, cuyo discurso respetaron los inconformes, sin agitaciones.

 Información directa

Por la tarde, ya en Valladolid, donde encabezó otro mitin, López Obrador reconoció resistencias a los cambios por las que pugna su gobierno. De ahí su política de información directa a la gente para lograr el respaldo que permita transformar la función gubernamental.

En el contexto del anuncio de los avances de los programas sociales que instrumenta su administración consideró que ya no se trata de dádivas ni limosnas. No es frijol con gorgojo, eso se acabó. Ahora es garantizar los derechos sociales para alcanzar el bienestar y avanzar en la construcción de un Estado de bienestar.