La Jornada
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) lamentó que México se ha convertido de facto en un tercer país seguro, ante la política del gobierno de Estados Unidos de no permitirle la entrada a su territorio a los migrantes que le solicitan asilo o refugio, sin estudiar cada caso de forma individualizada o aunque la seguridad de los viajeros esté en riesgo en su lugar de origen.
A través de un comunicado, el organismo público subrayó que enviar a un tercer país a quien pide refugio, sin que previamente se realice una evaluación individualizada de los riesgos que podría tener en dicha nación –como está haciendo actualmente el gobierno de Donald Trump–, va en contra de diversos convenios internacionales en la materia.
En ese sentido, la CNDH destacó la situación de especial vulnerabilidad en la que se pondría a los menores de edad, a quienes de acuerdo con la Corte Interamericana de Derechos Humanos, no se les puede rechazar en la frontera sin un análisis adecuado de sus peticiones, y sin escucharlos para resolver de acuerdo al interés superior de la infancia.
Aunque México ha expresado que no coincide con las medidas que limitan el acceso al asilo y refugio, “lo cierto es que en la práctica nuestro país se convertiría en los hechos en un ‘tercer país seguro’, ya que la gran mayoría de las personas extranjeras que ingresan de forma irregular a la Unión Americana transitan por territorio nacional”, indicó la CNDH.
Ante dicho escenario, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) podría verse colapsada, ya que la gran mayoría de las solicitudes de refugio tramitadas ante el gobierno de Estados Unidos no son aceptadas.
De igual forma, la CNDH advirtió que muchos de los extranjeros no elegidos por las autoridades estadunidenses para otorgarles el refugio son devueltos a ciudades fronterizas mexicanas donde existen altos índices delictivos, lo cual pone en riesgo su integridad.