La celebración de la Guelaguetza en su 87 aniversario se desarrolló ayer ante más de 15 mil espectadores, por lo que ya es considerada la celebración más concurrida en una década.
Entre los asistentes e invitados especiales al Auditorio Guelaguetza estuvieron el gobernador del estado, Alejandro Murat; el secretario de Turismo federal, Miguel Torruco Marqués, y la actriz Yalitza Aparicio, imagen oficial de la celebración en 2019.
Con las notas de “Dios nunca muere”, vals de Macedonio Alcalá considerado el himno del pueblo oaxaqueño, inició la primera parte de la Guelaguetza en lo alto del Cerro del Fortín con el desfile de 23 delegaciones en representación de las ocho regiones del estado. Con gran algarabía, magia, color y destreza tocaron y bailaron jarabes, sones y otros ritmos.
La Guelaguetza, celebración emblemática de la cultura en México y de Latinoamérica, en esta ocasión se realizó con resguardo policiaco y el uso de la tecnología para evitar cualquier incidente.
Miguel Torruco Marqués afirmó que la Guelaguetza es un icono de la cultura de los pueblos originarios, una las muestras folclóricas más importantes del país.
Dijo que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador busca en su estrategia de turismo promover encuentros que fortalecen la cultura de los pueblos indígenas de México.
Diversidad de tradiciones
Los primeros en ejecutar sus bailes fueron las representantes de los Valles Centrales y la delegación de las Chinas Oaxaqueñas, que ofrecieron su tradicional “Convite y jarabe del Valle”. Acompañadas de los tradicionales monos de calenda, marmotas, faroles y flores con grandes adornos, merecieron el aplauso del público.
En seguida, los participantes de Chicapa de Castro –de la región del Istmo de Tehuantepec– se presentaron por primera vez en una Guelaguetza con “El rapto y la llevada del baúl”, representación de una boda tradicional de su pueblo.
Quienes también debutaron en el coloso del Fortín, fueron los representantes de Chalcatongo de Hidalgo —de la región Mixteca—, quienes ofrecieron la “Danza de los chilolos”; además de Villa Sola de Vega —región de la Sierra Sur–, con la representación de su “Fiesta solteca”.
Las costumbres y tradiciones de Huautla de Jiménez —región de la Cañada— se pudieron disfrutar en “La mayordomía, labrada de cera y sones mazatecos”, mientras que el momento nostálgico se vivió con la interpretación de “Canción mixteca”. Después se presentó la delegación de la Heroica Ciudad de Tlaxiaco, durante la cual los asistentes ondearon sus sombreros al compás de la música.
Santa María Tlahuitoltepec —de la región de la Sierra Norte— también participó con sus “Sones mixes”, en tanto que la Villa de Zaachila —de los Valles Centrales— presentó la ovacionada “Danza de la pluma”. La picardía y alegría de la costa oaxaqueña inundó el Auditorio Guelaguetza con la delegación de San Pedro Pochutla, quienes presentaron a todo el público la tradicional “Boda pochutleca”.
La destreza y belleza de las mujeres de San Juan Bautista Tuxtepec —región de la Cuenca del Papaloapan— cautivó con “Flor de piña”. En perfecta sincronía ejecutaron su baile que provocó la ovación de miles de personas que se pusieron de pie para reconocer el talento de las tuxtepecanas.
“La bajada de la flor de la montaña en honor a San Pedro Mártir”, fue una de las representaciones de San Pedro Comitancillo —región del Istmo de Tehuantepec— para dar a conocer su festividad religiosa, en tanto que Ocotlán de Morelos —de Valles Centrales— mostró “La llevada del guajolote”, costumbre que se realiza en las bodas de este lugar.
La Gelaguetza culminó con la participación de Putla Villa de Guerrero —región Mixteca—, contingente que contagió al público con su algarabía al presentar “El carnaval putleco, sones y chilenas”, que incluso convocó a participar en esta fiesta de hermandad a las otras delegaciones y al gobernador Alejandro Murat.
Milenio