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La “Danza de los diablos” es una expresión de siglos que crearon los pueblos afromexicanos en la región de Costa Chica, que comparten los estados de Guerrero y Oaxaca.
Aunque se tardó más de 500 años en hacerlo, el Estado mexicano reconoció en julio pasado que los afromexicanos forman parte de su población, es decir, existen y lo estampó en su Constitución. Sin embargo, más de 500 kilómetros al sur de donde se tomó esa decisión, la tradición se ha mantenido siempre viva en las calles de los pueblos de la Costa Chica.
Esta zona recibió la llegada forzosa de africanos que fueron obligados al trabajo en las vaquerías de las haciendas de la región y que a pesar de la dispersión que les impuso la colonia española, lograron crear una manifestación cultural propia que se ha mantenido a lo largo de cinco siglos.
“A nosotros no nos interesa ningún premio o que vayamos a un concurso, porque lo mejor es esto, divertirnos nosotros y a la gente del pueblo que lo aprecia”, dijo a Sputnik Simitrio Morga Bacho.
“Son las costumbres que dejaron los antepasados y es bueno que haya alguien que no las deje morir”, añadió el fundador del grupo de diablos del barrio de la Iglesia de Cuajinicuilapa, Guerrero, corazón de la zona afromexicana de la Costa Chica.