La Jornada
Mejorar las condiciones de seguridad en México es fundamental para superar la parálisis en que está la inversión y la economía, destacó Álvaro Pereira, director de estudios económicos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en conferencia de prensa sobre las perspectivas de crecimiento en México, situadas por el organismo debajo de 2 por ciento en los primeros tres años de este gobierno.
Reiteró que de la misma manera en que se combate la corrupción se debe enfatizar el rubro de seguridad. Si van a atraer o quieren atraer más inversores nacionales o internacionales para México, mejorar la situación de seguridad es fundamental, resumió, en una opinión contrapuesta a la expuesta días atrás por Alfonso Romo, jefe de oficina de la Presidencia, quien aseguró que la violencia en el país se percibe como situaciones aisladas que no frenan la entrada de recursos.
Sumado a ello, Piritta Sorsa, jefa de estudios para México del organismo, sostuvo que el crecimiento de este y el siguiente año se prevé muy débil dada la incertidumbre que siguió a las elecciones de 2018 y que contiene a inversionistas para comprometerse en el país a la espera de claridad, un tema recurrente con los cambios de administración. El primer año (de este gobierno) no es distinto de otros, zanjó.
Horas antes la OCDE publicó el recorte al estimado de crecimiento para 2019 y 2020; se espera una expansión del producto interno bruto (PIB) de 0.2 y 1.2 por ciento, respectivamente. Para 2021, se anticipa de 1.6 por ciento. Dichos datos se quedan lejos de la promesa del presidente Andrés Manuel López Obrador: una economía con crecimiento promedio anual de 4 durante su administración.
Entre los pendientes que recalcaron ambos economistas para México, encabeza la reducción de la informalidad –al ser la segunda economía de América Latina, después de Perú, donde está más extendida la problemática–; y aprovechar la mayoría política bastante estable para hacer una reforma fiscal y una al sistema de pensiones que hasta ahora es para clases medias y altas y que no aporta mucho a los más vulnerables.
El énfasis en buscar mayores recursos fiscales es para extender la inversión pública en programas sociales e infraestructura, expuso Sorsa. Pero también se necesita depurar la política social que hasta ahora cuenta con 5 mil proyectos distintos y unificar el sistema de salud en orden de optimizar el gasto.
Chile y el gasto social
Paula Garda, economista para Chile, dijo que las protestas en ese país –que recriminan un crecimiento que profundizó la desigualdad durante más de tres décadas– están afectando el consumo y la inversión en el corto plazo, por lo que habrá un crecimiento bastante por debajo del potencial chileno.
Aún con ello, recalcó Pereira, si hay un país de América Latina que todavía tiene un margen es Chile, con lo que se puede aumentar el gasto social que se exige en las calles.
Jens Arnold, economista para Brasil y Argentina, recalcó que el contexto político del primero –donde es eje el gobierno de Jair Bolsonaro, un defensor del libre mercado y de recortes a gasto social– es favorable para la recuperación de la economía. En la segunda, el riesgo de hiperinflación es real, por lo que primero se debe estabilizar la economía. Sin ello no habrá retomada de crecimiento.