EFE
René Cerritos, especialista de la UNAM, detalló que este producto contiene 53,17 % de proteína, 4,13 % de grasa, 2,31 % de carbohidratos y 19,5 % de fibra
El chapulín de milpa podría ayudar a combatir la desnutrición y obesidad en México, a reducir el consumo de carne convencional y a bajar la emisión de gases de efecto invernadero generados por las actividades ganaderas, dijo hoy un investigador
El especialista de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), René Cerritos, explicó que este insecto que “suele ser una de las plagas más devastadoras en el centro y sur de México pero también es fuente de proteína sana y tiene una gran cantidad de minerales y vitaminas”.
Detalló que este producto contiene 53,17 % de proteína, 4,13 % de grasa, 2,31 % de carbohidratos y 19,5 % de fibra.
Explicó que un kilo de chapulín de milpa puede tener el doble de proteína que un kilo de carne convencional (res, cerdo y pollo) y su valor proteico es similar al atún u otro pescado.
Además dijo que tiene una gran cantidad de minerales y vitaminas, y es más bajo en grasas que la carne magra.
Su exoesqueleto, formado por quitina, funciona como fibra y es benéfico para la microbiota del ser humano.
Cerritos dijo que en las regiones donde es considerado una plaga pueden extraerse 350 mil toneladas de este insecto con las que podrían alimentarse nueve millones de personas durante un año con una ración de 25 gramos al día.
El investigador señaló que “México se ha tardado mucho en desarrollar una industria de insectos comestibles”, debido a la informalidad de la captura del chapulín.
Dijo que desde hace más de 30 años, los chapulineros los extraen clandestinamente de cultivos, sobre todo de alfalfa.
En un día pueden recolectar de 10 a 15 kilos, pero se corre el riesgo de que en la colecta vayan algunos especímenes sobrevivientes de insecticidas (malatión, principalmente)”, apuntó.
Para su industrialización y comercialización formal, es necesario que sea un producto inocuo, libre de contaminantes, bacterias entéricas y de otros componentes que puedan ser dañinos para la salud de las personas.
La cantidad de estos insectos comestibles ayudaría a aminorar la desnutrición infantil en México; incluso, con una buena promoción, podría sustituir productos elaborados con harinas refinadas y azúcares, como la fructuosa y la sacarosa, cuyo alto consumo es causa de sobrepeso y obesidad.
En México, recordó el experto, hay 1,5 millones de niños con desnutrición crónica.