Sin Embargo
El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) informó este martes que Siria y México son los países con las mayores cifras de periodistas muertos en 2019.
En un comunicado, precisó que el número de comunicadores que fallecieron en el ejercicio de la profesión cayó a lo largo de este año a su nivel más bajo en 17 años, lo anterior “conforme peligrosos conflictos regionales se estabilizaron y la cantidad de periodistas asesinados en represalia por su trabajo informativo fue la más baja” desde que el CPJ “comenzó a llevar estadísticas al respecto”.
De acuerdo con su análisis anual, las estadísticas de este año abarcan los casos de periodistas que murieron entre el 1 de enero y el 13 de diciembre de 2019.
“Como mínimo, 25 periodistas murieron en el ejercicio de la profesión en 2019, la cifra más baja desde 2002, cuando 21 periodistas murieron por causa de su trabajo”, detalló.
La organización con sede en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, apuntó que casi la mitad de estos reporteros murieron en Siria y México, con siete y cinco casos, respectivamente.
“Los casos de periodistas muertos en Siria, donde como mínimo 134 periodistas han muerto en la guerra, han disminuido en relación con su máximo histórico de 31, alcanzado en 2012. El Equipo de Respuesta ante Emergencias del CPJ ha proporcionado activamente recomendaciones de seguridad prácticas y ha ayudado a periodistas desesperados en ese país”, subrayó.
Hubo menos periodistas muertos en el mundo, en 2019; México, el más peligroso para ejercer el oficio
Asimismo, el CPJ constató que la cantidad de periodistas que fueron blanco selectivo de asesinato, 10 como mínimo, es la más pequeña en sus estadísticas anuales que datan de 1992.
“El descenso en los casos de asesinato ocurre en momentos cuando el mundo ha prestado una atención sin precedentes al problema de la impunidad en los asesinatos de periodistas, en gran medida debido a casos notorios y recientes que siguen repercutiendo, entre ellos el del periodista saudita Jamal Khashoggi y el de la periodista investigativa maltesa Daphne Caruana Galizia”, recordó.
Por ello, sostuvo que se ha dado a la tarea de exigir continuamente la rendición de cuentas en ambos casos, “al mantener la presión sobre las autoridades de Malta para que se imparta justicia para Caruana Galizia, y por medio de la campaña #JusticeForJamal”.
“La disminución en la cifra de periodistas que murieron en el ejercicio de la profesión es algo que debemos saludar tras años de agravamiento de la violencia, y fortalece nuestra determinación de combatir la impunidad y hacer todo lo que podamos para proteger a los periodistas”, declaró Joel Simon, director ejecutivo del CPJ.
“Sin embargo, no debe ser motivo para la autocomplacencia. La cruda realidad es que los enemigos de la libertad de prensa tienen muchos instrumentos a su disposición, como por ejemplo el encarcelamiento, las amenazas judiciales, el acoso digital y la tecnología de vigilancia, que cada vez es más sofisticada”, indicó.
En el informe, se advierte que es imposible determinar si la gran repercusión de los asesinatos de Khashoggi y Caruana Galizia, ha disuadido a algún asesino en potencia.