Forbes
Alrededor del mundo y en México, las realidades laborales son distintas; sin embargo, existe un factor que preocupa por igual: el retiro y las pensiones.
Martine Ferland lleva menos de un año al frente de Mercer, una consultora que ofrece asesoría en temas de salud, patrimonio y capital humano. Como parte de su labor, ha visitado países que son clave en el negocio y afirma que México, al igual que el resto del mundo, tiene un reto que enfrentar en materia de pensiones y longevidad.
“México es una gran economía y tiene empresas multilatinas; es un país que trabaja muy duro en poner las bases de una economía fuerte, al tiempo que las compañías están transformando e incorporando nueva tecnología. Hay preocupaciones universales. Mucha gente se pregunta cómo conciliar la familia con el trabajo. Tenemos eso en mente. Estamos concentrados en el bienestar financiero: para nosotros, es clave brindar soluciones en materia de longevidad y salud”.
El Instituto Nacional de Geriatría señala que los mexicanos menores de 60 años tienen altas probabilidades de vivir más de 90 años, por lo que resulta importante elevar la esperanza de vida saludable, que hoy ronda un 77%.
“Estamos ayudando a los empleadores a tener los mejores programas de beneficios para que los colaboradores tengan el mejor acceso a los programas disponibles en salud y retiro, pero también a modalidades nuevas de trabajo”, señala Ferland.
Mercer elabora un índice global de calidad en sistemas de pensiones, para lo cual toma como parámetros la eficacia (medida por beneficios, diseño del sistema y respaldo fiscal), la sustentabilidad (medida por la deuda del gobierno y su relación con la demografía y ritmo de crecimiento) y la integridad (en función de la regulación, gobernanza y costos operativos).
La evaluación divide a los países en cuatro categorías. México se ubica en la más baja, que define a aquellos sistemas donde se detectan mejoras deseables y grandes debilidades que deben ser atendidas o, de lo contrario, su sostenibilidad estará en duda.
Los datos disponibles coinciden con el diagnóstico de Mercer, pues actualmente se espera que quienes tienen una cuenta Afore reciban como pensión una proporción de 30% de su último sueldo. Mientras que, las pensiones de las personas que se retiren bajo el régimen anterior (1973) generen un pasivo que podría terminar de pagarse hasta 2103, según cálculos del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
“Estamos en un momento crítico porque tenemos que asumir la idea de que no es posible trabajar 20 o 30 años para vivir en el retiro durante 40 años. Retirarse a los 53 ya no es una realidad. Esto es un elemento clave de la discusión en México. Hoy se trabaja en el tema, para encontrar la forma en la que los sistemas sean eficientes, que las pensiones privadas sean accesibles y sostenibles para proveer a la gente en su etapa más vulnerable”.
La ejecutiva explica que una longevidad mayor no sólo plantea la pregunta acerca del fondeo, sino también la necesidad preservar la salud mental y la ocupación.
“Hemos encontrado que la mayoría de la gente que alcanza la edad de retiro tiene mucha energía y goza de buena salud y no quiere dejar de trabajar tan pronto. La idea es trabajar con nuestros clientes para tener un buen plan para la fuerza de trabajo, que se adapte a la evolución de la tecnología y a los cambios en las formas de organizar el trabajo”, expone.
Vivir vidas más largas tendrá, entonces, implicaciones en la forma en la que se plantea la etapa laboral. México no será la excepción
Martine Ferland está convencida de que el futuro del trabajo debe incorporar flexibilidad, no sólo en lo tocante a horarios, sino en la forma en la que la gente se emplea.
“En Francia, se dice que los jóvenes van rápido, pero los viejos saben los atajos. Con esta mezcla entre energía y conocimiento es posible pensar que, si tendremos que trabajar hasta los 70 años, habrá cambios en la tecnología y en la forma de ver las cosas en las industrias; habrá una necesidad de actualización para mantenerse productivo… Y una de las formas en que podemos hacer que las tareas sean más satisfactorias es el cambio de carrera”.
Bajo este raciocinio, las personas en México deberán dejar de pensar en elegir una carrera “permanente” y las empresas deberán crear las condiciones que permitan movilidad de una posición a otra.
“La planeación de carrera deberá entenderse [de modo] distinto. Cuando la gente estudie, no deberá pensar en elegir una carrera para toda la vida, sino una para cada momento de la vida. En Mercer, alentamos mucho a los colaboradores a que exploren lo que hacen las diferentes áreas. Algunas personas son muy felices haciendo lo mismo por 50 años, pero no todas”.
Otro punto a considerar son las capacidades físicas y los intereses de los colaboradores, pues surgirá la necesidad de establecer horarios parciales o condiciones especiales de trabajo, según la edad y el momento de vida.
Como parte de esa visión, Mercer trabaja en un programa piloto con varias empresas grandes de Reino Unido. Una de ellas es Unilever. Se trata de una plataforma en la que se solicita la labor de los profesionales, no como una plaza, sino por proyecto.
“Las empresas detectaron que los colaboradores que acumulaban más de cinco años de experiencia eran muy valiosos, pero predominaba la idea de que no querían trabajar mucho tiempo haciendo lo mismo; así, decidieron crear un pool de personas que querían tener un ritmo de trabajo más flexible; por ejemplo: decirle a la empresa ‘Estaré disponible tres meses, pero después no, porque voy a viajar’. La gente establece su disponibilidad y su experiencia y los empleadores, por su parte, tienen proyectos”.
Esta plataforma se enfoca en proyectos como adquisiciones de empresas o integraciones, que requieren trabajo especializado, pero delimitado a espacios de tiempo o metas específicos. De acuerdo con el último estudio de tendencias globales realizado por Mercer, 65% de los empleados a nivel global desean puestos de trabajo más claros y concretos.
“Es como una app de citas donde confluyen experiencias y necesidades. No son vacantes, sino proyectos; esto es algo que pasa en la economía digital. Es más común ahora ver que las personas están acostumbradas a interactuar a través de la tecnología”.
En enero de 2019, la Organización Internacional del Trabajo alertó, en su informe “Trabajar para un futuro más prometedor”, que la economía digital y las plataformas como Uber, Cabify, Airbnb y Didi podrían generar “jornaleros digitales”, es decir, trabajadores sin protección social ni derechos laborales mínimos.
Cuestionada sobre la idoneidad de un esquema de plataforma por proyecto, Martine Ferland explica que ni las empresas ni los trabajadores deben ver la flexibilización de condiciones de trabajo como una forma de evadir la responsabilidad de aportar a la seguridad social en México y en el mundo.
“En este modelo, lo que vemos al futuro es que, si un empleador quiere contratarte, debe hacer una contribución a la seguridad social, aunque sea por proyecto, y quizá el trabajador también deba contribuir. Necesitamos elevar la consciencia de que debemos ser capaces de cuidar de nosotros mismos”.
El futuro, por tu cuenta
La novedad en el futuro de las pensiones arroja una conclusión: el retiro debe verse desde una perspectiva individual y de largo plazo a partir de edades tempranas.
“Todo se está abordando desde una perspectiva individual: pides un Uber, compras cosas por internet. La tecnología permitió que esto ocurra de manera individual y también permitirá que existan soluciones de forma individual en pensiones y beneficios laborales. La tarea corre más por nuestra cuenta ahora, pero resulta un reto interesante”.
Otro elemento que jugará un papel crucial en el futuro es la automatización, pero no entendida como sustitución de la mano de obra como se teme en México, sino como facilitador y como un reto para equilibrar la vida personal y laboral.
“En los últimos 50 años, el número de horas trabajadas no había sido tan alto como ahora; toda esta automatización y robotización, los procesos que se facilitan con una laptop, un iPad, sólo han incrementado las horas de trabajo, tal como sucede en México. Sí, las máquinas nos han ayudado a trabajar de modo más eficiente y a tener trabajo más automatizado, pero no necesariamente han sustituido a los trabajadores”.
Martine Ferland cita al Foro Económico Mundial y su previsión de que, en los próximos 10 años, la evolución tecnológica logrará crear más empleos de los que hará desaparecer.
El ambiente laboral evoluciona, y también sus necesidades. “El entorno empieza a cambiar más rápidamente. Ahora las encuestas apuntan a que los millennials quieren estabilidad, como sucede en México. No tenemos todas las soluciones aún, pero las siguientes generaciones estarán buscando la forma de incorporar estabilidad y tranquilidad a las nuevas formas de trabajo”.