La cosecha, un pedacito de pueblo en el corazón de Oaxaca

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Reporte Indígo

Diecisiete años han pasado desde que el fallecido artista plástico, Francisco Toledo, cedió un espacio para la creación de un mercado que ofreciera productos cosechados y realizados de manera artesanal en Oaxaca, y provenientes de las diferentes regiones de este estado. Su nombre primigenio: Mercado El Pochote, en honor a un árbol cuyo tronco está lleno de espinas y que ofrece unos frutos similares al algodón.

Nómadas y persistentes –pues los sismos o las circunstancias los desplazaban de los sitios en que se asentaban–, los productores y artesanos que vendían en El Pochote (muchos de ellos indígenas) vieron finalmente en 2016 la oportunidad de apropiarse de un espacio fijo para retomar las ventas y adoptar un nuevo nombre: Mercado La Cosecha, esta vez en honor a la cosecha de tantos años de unión y esfuerzos.

Si entras a La Cosecha –ubicado en el número 806 del corredor turístico Macedonio Alcalá de la capital oaxaqueña– te recibe un pasillo de grava que continúa hasta el patio en el que se ubican mesas rústicas de picnic y que son rodeadas por una docena de comercios que conforman el área de comestibles: aguas frescas, café, tejate, mezcal, tlayudas, memelas, caldos, mole, tacos, frutas, verduras, entre otros.

El techo está cubierto de papel picado, algunas paredes tienen murales de artistas locales y de vez en cuando entra un músico urbano para amenizar la dinámica, la cual consiste en pedir los alimentos, sentarse y esperar a que, a veces, hasta el propio cocinero te los lleve a la mesa.

“Esperamos que venga todo el mundo”, precisa Enrique Peláez Matadamas, quien está a la cabeza de la mesa directiva del mercado, luego de recordar que en un principio a La Cosecha se le señaló como un lugar para las élites, los extranjeros y los famosos, pues en sus mesas bebía pulque Francisco Toledo o almorzaba la cantante Lila Downs.

“Pese a esto, se hizo una campaña para atraer a nuestros paisanos”, afirma Enrique, aunque reconoce que Oaxaca es una ciudad turística y que las temporadas de mayor afluencia en el mercado son Semana Santa, Guelaguetza, Día de Muertos y Navidad.

‘UN PEDACITO DE PUEBLO’
Los clientes de La Cosecha comparten las mesas con desconocidos, una dinámica que propone emular la experiencia de sentirse en algún pueblo de la costa o el Istmo. Por ello, Enrique Peláez define a este mercado como ‘un pedacito de pueblo en el corazón de Oaxaca’. En este lugar, lo mismo se encuentra café de Pluma Hidalgo (municipio de la costa) que quesillo del Valle de Etla (región de los valles centrales).

“Es un lunar dentro de la ciudad, acá no escuchas ni los camiones” presume Enrique Peláez, quien porta una camisa proveniente de Villa Hidalgo Yalalag al momento de esta entrevista. Refiere que la intención es que el visitante conozca la manera en que los miembros de La Cosecha han degustado de alimentos y bebidas desde la infancia.

En un minuto puede suceder lo siguiente en La Cosecha: al fondo una mesa llena de extranjeros bebe mezcal, al centro una familia recibe tlayudas hechas de tortillas de masa azul, y en los pasillos un par de parejas llevan nieves de tejate u observan el menú de un local que ofrece moles istmeños; todo mientras un guitarrista itinerante interpreta a los Beatles en su guitarra y es despeinado por el viento que también agita el papel picado.

“Queremos que se lleven una experiencia basada en lo que consumen, en cómo disfrutan este espacio, que se sientan acogidos por todos. Adicionalmente ofrecemos sonrisas y buen trato”, concluye Enrique Peláez, y asegura que esto es lo que hace distinto a La Cosecha de otros mercados en Oaxaca.