Excélsior
Ayer 5 de abril se adelantó el reloj una hora, en casi todo el territorio nacional y permanecerá así hasta el 25 de octubre, por lineamiento de la Ley de Sistema de Horario, vigente en el país desde diciembre del 2001, y oficializada mediante un decreto en el 2002, aunque también por decreto presidencial se empezó a aplicar desde 1996.
Dicha decreto es el que busca ser abrogado por quienes argumentan que el citado horario nunca alcanzó los beneficios para la población sino, al contrario, sólo genera perjuicios, pues altera el biorritmo o ritmo circadiano, lo cual deriva en somnolencia, estrés, menor productividad, obesidad y aumento de 10% de infartos cardíacos y hasta suicidios.
En el Senado de la República existe una iniciativa presentada en marzo de año pasado por el senador de Morena, Félix Salgado Macedonio, quien pide abrogar el horario argumentando daños a la salud pues según el cronobiólogo alemán, Till Roenneberg, el reloj biológico que se regula por la luz y la oscuridad “nunca se ajustará para obtener una hora ´extra´ de luz al final del día durante el horario de verano”.
“La población tiene diversas quejas respecto a esta medida, una de las principales son las afectaciones a la salud, a la organización de las actividades personales y las alteraciones al reloj biológico
“Incluso obliga desde la primera infancia a soportar el estrés que genera la adaptación a dicho cambio, lo cual afecta el desarrollo del menor, el rendimiento escolar de los niños generándoles trastornos de sueño, incrementa la inseguridad pública por las mañanas y se considera que el consumo de energía incrementa, ya que la gente se levanta en la oscuridad.
“El Centro de Estudios de la Universidad de Guadalajara demostró que más de 73% de la población rechaza el cambio de horario pues produce estrés, somnolencia, dolor de cabeza e insomnio”, dice en su iniciativa.
