Jorge Oropeza*
Para que las y los docentes enfrenten el profundo cambio que representa pasar de la educación presencial a la educación en línea requieren desarrollar cuatro competencias básicas.
La primera es la más importante. Se trata de la competencia pedagógica. Y es que es imposible creer que se lograrán los objetivos de aprendizaje significativo a distancia sin considerar un modelo de pedagogía especialmente diseñado para abarcar el polígono integrado por la conectividad, la alfabetización digital, la disponibilidad de equipo, la flexibilidad de tiempos y la estrategia didáctica.
La segunda gran competencia es la tecnológica. Ésta se refiere a las capacidades docentes para entender y saber utilizar las tecnologías disponibles en línea para enviar, procesar, retroalimentar, generar apoyos visuales y auditivos, así como conectarse en un encuentro académico con el alumnado. En otras palabras, es la que permite que la maestra o el maestro sepa usar y aprovechar los softwares existentes para construir conocimiento a distancia.
Otra competencia importante es la producción de contenidos pedagógicos. Ésta se encuentra vinculada con el conocimiento técnico para utilizar las herramientas más prácticas y cercanas, en este caso, basta con un teléfono inteligente. Y es que el o la docente que sabe generar material audiovisual de forma sencilla con elementos claves como la priorización, las metas de aprendizajes, el contenido dosificado y simplificado, la narrativa modelada y el manejo de las rúbricas ya está del otro lado en esta nueva era en donde las sanas distancias perdurarán.
Finalmente, existe una cuarta competencia: la de generar, de la mano del estudiantado, productos educativos propios. Esta capacidad busca sumar las tres anteriores para lograr productos y sistemas de aprendizaje derivados de la interacción, orientación y fomento de las cualidades autodidactas en las y los alumnos.
*Presidente del Colegio de Profesionistas Compartir Conocimiento A.C.