El rediseño de las campañas electorales después de la pandemia

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Uriel Pérez García

Dentro de lo que se ha denominado la “nueva normalidad” con implicaciones sustanciales en distintos aspectos de la vida social, cultural, económica y política, resulta interesante revisar lo que sucederá en el escenario del próximo proceso electoral federal y las elecciones locales concurrentes, donde se deben plantear distintas modificaciones desde el modo de hacer campañas políticas hasta la dinámica en la votación el día de la jornada electoral dadas las restricciones de interacción física en un contexto de emergencia sanitaria.

Sin duda, las campañas constituyen la herramienta fundamental no solo de los partidos políticos, candidatos y candidatas que participan en una contienda electoral, sino además es una oportunidad en la que las y los ciudadanos pueden exponer sus demandas, sueños, esperanzas, necesidades y tener un contacto directo con quienes serán sus gobernantes o representantes.

Dentro de todas las acciones estratégicas, se encuentran las denominadas campañas de aire y de tierra, esta última que se realiza de manera más directa con las y los electores a través de los recorridos “puerta a puerta”, actos públicos y reuniones como elementos cruciales en toda estrategia electoral, puesto que significa el contacto de candidatas y candidatos con el electorado, con el objetivo de obtener su voto, así como llevar de manera más cercana el planteamiento de las propuestas y programas electorales.

No obstante, derivado del contexto actual con las restricciones en la interacción física, es fundamental repensar en una nueva dinámica para realizar las campañas en tierra, donde la otrora concentración masiva en mítines será prácticamente imposible en una situación como la que vivimos actualmente.

Por lo pronto, es importante señalar que algunas autoridades locales, como en el caso de Oaxaca, han planteado la modificación de los calendarios electorales, lo que llevará una serie de implicaciones de carácter operativo y económico con la finalidad de garantizar la renovación pacífica de los distintos cargos de elección popular en un escenario inédito y que en 2021 confluirán para realizar la elección más grande del país donde se elegirán 21 mil 368 cargos en una sola jornada electoral, lo cual también revestirá complejidades ante el modelo de casilla única, con una concentración de más personas en un solo centro de votación.

No obstante, el reto significativo se encuentra en la forma en cómo se adaptarán los participantes de la contienda política a esta nueva realidad. Quizá uno de los puntos clave se encuentra en el mayor  y mejor uso de las tecnologías como se ha visto en estos últimos meses en distintos ámbitos de la vida pública y privada. De acuerdo al Instituto Federal de Comunicaciones, se estima que en México existen alrededor de 111 millones “teléfonos inteligentes” aunado a los más de 87 millones de usuarios de internet.

Sin embargo, está claro que las condiciones no son homogéneas en todas las regiones del país, en este contexto, la clave será no descuidar el contacto con el electorado y buscar un modelo que permita atender los temas de agenda pública poniendo sobre la mesa la nueva forma de interacción. Es momento quizá de revisar que el merchandising o mejor conocidos como productos utilitarios, se  adapten y enfoquen a seguir manteniendo las medidas sanitarias hasta ahora preponderantes para preservar la salud.

El desafío está en construir una adecuada campaña electoral que logre, desde los recursos tecnológicos y la estrategia de campaña en tierra con las restricciones impuestas por la emergencia sanitaria, hacer llegar un mensaje que impacte pero sobre todo que incorpore las demandas más apremiantes de los diferentes sectores de la población.

En el caso de los recursos tecnológicos, habrá que estar atentos a esta nueva dinámica, ya que hasta hoy uno de los pendientes en materia de regulación electoral y que ha estado siempre sujeto a debate, en un contexto de libertades, ha sido el de las redes sociales y la dinámica que adquieren estas en tiempos de campaña.

Finalmente lo que sí es preponderante recalcar es que el reconocimiento al derecho de votar y ser votado, como un derecho fundamental, debe encontrar la adecuada ponderación con el derecho supremo de la vida y la salud, por lo tanto estaremos presenciando un nuevo escenario en el que se exige un rediseño en la manera de hacer campañas electorales, lo que en ningún momento debe significar ensanchar más la distancia entre gobernantes y gobernados, sino por el contrario se debe aprovechar el posicionamiento de las nuevas tecnologías para incorporarlas más y mejor al ámbito del ejercicio público en beneficio de una mejor comunicación política desde el ámbito de las campañas hasta el ejercicio gubernamental.