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El culto a la imagen esquelética, como se practica en la actualidad, surgió mediados del siglo XX, pero tiene sus antecedentes en el periodo virreinal, de acuerdo con la antropóloga Katia Perdigón.
Según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el culto a la Santa Muerte se conoce hoy en día por sus rezos y la veneración a la imagen esquelética, a la que se podría pensar que fue adoptado en la cultura mexicana. Sin embargo, tiene una larga trayectoria histórica en México.
En una entrevista que realizó el INAH a la antropóloga Katia Perdigón dice que la Santa Muerte tiene sus antecedentes desde la época colonial. Aunque para muchos la palabra “muerte” es un tabú que al mencionarla produce silencio, admiración y miedo.
La doctora en Antropología Social, y pionera en estudios sobre la Santa Muerte, mencionó que este “ícono proviene de las danzas macabras y algunos diseños grecolatinos, de ahí la presencia de la guadaña, el manto y la balanza, por mencionar algunos elementos”.
Para el siglo XIX, los seguidores lograron separar sus ideologías y hubo algunos que decidieron seguir preparándose para el “bien morir” y continuaron adorando la imagen de la muerte.
Desde la Colonia, se buscaba evangelizar a devotos y conversos para que tuvieran una “buena muerte”. Razón por la cual en esa época se pudo ver grandes esculturas con la imagen esquelética que salían en procesión el Viernes Santo. De estas grandes esculturas se conservan al menos tres en el país: la Santa Muerte de Yanhuitlán, que es visitada en el ex convento dominico de esa localidad oaxaqueña; y las conocidas como San Bernardo y San Pascual Bailón, en Tepatepec, Hidalgo, y Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, respectivamente, refirió Katia.
“En la época colonial, la Iglesia católica vio como una herejía esta veneración hacia la imagen esquelética de la muerte. De acuerdo con documentos inquisitoriales de los siglos XVII y XVIII que pude consultar, las represalias no iban dirigidas a la gente involucrada, sino a la acción en sí, incluso en 1797 se arrasó una capilla en el pueblo de San Luis de la Paz, donde se ejercía este culto”, señaló Perdigón Castañeda.
Para el siglo XIX, los seguidores lograron separar sus ideologías y hubo algunos que decidieron seguir preparándose para el “bien morir” y continuaron adorando la imagen de la muerte.
“Así surgió una iconografía totalmente distinta, por ejemplo, las danzas macabras y la representación del Triunfo de la Muerte se convirtieron en otra cosa, de tal manera que son retomadas para realizar la burla política, esto lo comenzó el caricaturista Gabriel Vicente Gahona (‘Picheta’) en el sureste, y años más tarde lo hizo José Guadalupe Posada, con la imagen de La Catrina”.
Según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el culto a la Santa Muerte se conoce hoy en día por sus rezos y la veneración a la imagen esquelética, a la que se podría pensar que fue adoptado en la cultura mexicana.
“Lo mismo —continuó la antropóloga— se acercan a ella (la Santa Muerte) amas de casa, que médicos o policías; sin embargo a finales de los años noventa, el amarillismo ha ligado su culto a grupos fuera de la ley o personas que viven o ejercen en las calles, tras difundirse que el secuestrador Daniel Arizmendi, alias “El Mochaorejas”, capturado en esa década, era devoto de la imagen”.
La investigadora finalizó que esta devoción que surgió en el centro del país ya llegó a las fronteras (norte y sur) e incluso se pasó el Océano Atlántico, ya que en países de Europa toda la iconografía de la Santa Muerte la retoman como un elemento del arte kitsch.
Por qué la celebración a la Santa Muerte el Día de Muertos
Considera que esta mezcla de creencias relacionadas con religiones más actuales, encontró un lugar el 2 de noviembre y que en el consciente colectivo ya está arraigada la idea de este día festejar a los muertos.
Endoveliko, que es seguidor de la Santa Muerte, dice que en Ecatepec se celebra a la Santa Muerte porque fue en esas fechas, hace 17 años, que la Congregación que comenzó a organizar en la zona. Cada altar festeja su aniversario en fecha distinta, y ellos quisieron aprovechar la celebración mexicana para conjugarla con su fundación.
Él cree que ambas fiestas van relacionadas: recordar a los difuntos y venerar a la santa muerte son ideas que se han combinado desde siempre, considera Endoveliko. “Es eminentemente de aquí nuestra celebración porque desde la prehistoria tanto de Europa como de aquí de américa, los pueblos siempre han adorado a la muerte con diferentes nombres, diferentes lenguas, aquí se fue adorando a la muerte desde los olmecas, Teotihuacán, los mexicas”, explicó.
Pero cree que por un tiempo se apagó e intentó callar este culto. Aunque con la libertad de ideologías en la Constitución mexicana, volvieron a surgir estas creencias.
Considera que esta mezcla de creencias relacionadas con religiones más actuales, encontró un lugar el 2 de noviembre y que en el consciente colectivo ya está arraigada la idea de este día festejar a los muertos.