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Cuba echó a andar el martes un paquete de medidas para frenar la propagación del coronavirus, principalmente en La Habana, las que incluyen un toque de queda, la prohibición de viajar entre provincias además limitaciones a los movimientos de personas y vehículos.
Las autoridades dijeron que el primer toque de queda desde que comenzó la pandemia, y el resto de las medidas, se extenderán por dos semanas y buscan contener el brote que ha provocado más de 4,000 contagios y 95 muertes.
Cuba había contenido en gran medida el brote del virus a finales de junio, aislando a los pacientes y realizando un seguimiento riguroso casa por casa de los contactos, pero en las últimas semanas no se pudo identificar la fuente de infección de muchos pacientes.
En La Habana, con 2,2 millones de habitantes, han aumentado los casos con una gran dispersión en sus 15 municipios. Autoridades sostienen que la indisciplina ha ocasionado este rebrote.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, instó a actuar con “rigor a partir del 1 de septiembre (…) y para eso necesitamos que, a nivel de cuadra, de circunscripción (…) que es donde se resuelve esto, haya un acompañamiento a las medidas que por sí solas no se cumplen”.
A mediados de julio, las autoridades sanitarias habían reportado cero casos positivos de la enfermedad, la que parecía controlada, pero en agosto se han multiplicado por decenas por toda la isla, donde el Gobierno ha decidido poner en marcha un control más estricto.
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Entre las medidas están la limitación de la circulación entre las 19.00 y 5.00 hora local, las tiendas solo venderán a residentes del vecindario, se eliminan las salidas de La Habana y el consumo de bebidas alcohólicas en sitios públicos.
“El que no use nasubuco (mascarilla), o quién lo use mal, el que incumpla alguna de las medidas, las sanciones serán elevadas y pueden terminar en un proceso judicial”, dijo el jefe del Partido Comunista en La Habana, Luis Antonio Torres.
La pandemia en Cuba ha agudizado la escasez de alimentos y medicamentos, provocando grandes colas en puntos de venta. La ausencia del turismo, una de las principales fuentes de ingresos en dólares, ha perjudicado la frágil economía doméstica que lucha con el recorte de la ayuda de su aliado Venezuela y un embargo reforzado desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca.