La Jornada
Las voces del chontal bajo (Lapalj ataygui’) resisten y no quieren morir; es una de las 64 lenguas originarias del país que vive en agonía por el mínimo número de hablantes, por lo que profesores de San Pedro Huamelula, ubicada en la costera oaxaqueña, encabezan estrategias de fortalecimiento para su preservación.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 2010, solo quedan 3 mil 840 hablantes del chontal en México, de los cuales, según informes de un censo local realizado por profesores y promotores lingüísticos, sólo el 3 por ciento, es decir unas 200 personas hablan esta lengua en el municipio de San Pedro Huamelula, cuya población es de 8 mil habitantes.
Por ello, Miguel Ángel Cristóbal Pomposo, maestro de 39 años de edad, desde su hogar en la comunidad de Guayacán, Oaxaca -una de las 17 agencias municipales- imparte clases gratuitas a niños y jóvenes a través de su proyecto “Vamos aprender nuestro idioma, la lengua de nuestro pueblo”.
Cristóbal Pomposo relató que cuando era niño soñaba con hablar el chontal, la lengua de los abuelos de su tierra, al crecer lo aprendió y observó que agonizaba por el reducido número de hablantes; así nació su proyecto, que la bautizó como una estrategia didáctica de conservación.
Hablar su lengua y crear acciones para conservarla ha sido una labor de resistencia de más de 30 años, la cual ha sostenido con sus propios recursos y medios.
Su técnica de enseñanza se basa en elaborar frases y construir narrativas en castellano y chontal, porque su intención es crear una memoria local con poesía, crónicas y audios que pueda ser consultada por cualquier persona.
Elaboró un diccionario donde incluyó palabras cotidianas de la comunidad basadas en el río, campo y el mar, donde desglosa animales, cosas, frutas, nombres, meses del año, pronombres, tiempos y espacios.
También creó audios para que los alumnos conocieran los sonidos para la pronunciación y así facilitar el aprendizaje.
*Aprender el chontal, es una forma de resistir
En febrero pasado, el profesor Miguel Angel lanzó una convocatoria para invitar a su taller de lengua chontal; se inscribieron solo 20 personas, entre niños y jóvenes, y unas cuantas mujeres adultas, entre ellas Yazmín, una adolescente de 14 años que asegura que aprender el chontal es una forma de resistir, para que no muera su identidad.
El piso del lugar es de tierra y el techo de lámina, sólo hay dos pequeños pizarrones y un micrófono con su pedestal, también hay una mesa y cinco sillas; en este espacio de cuatro metros cuadrados el docente enseña el chontal para que nuevas voces lo sigan difundiendo de forma oral y escrita.
Por la contingencia sanitaria del Covid-19, el taller se reorganizó, Yazmín junto con otros cinco niños y adolescentes: Mayra Yuridia, Betzayra, Alexis Miguel y Miriam Yaneth, conforman uno de los tres equipos que todos los sábados durante 60 minutos acuden a clases.
En este tiempo ya aprendieron a realizar textos cortos y a pronunciar las palabras, ya identifican los números, las partes del cuerpo, los meses del año, los animales, las flores y las frutas de su comunidad.
*Urge el apoyo del estado para fortalecer el chontal
El Regidor de Educación, Efraín Carmona Baltazar, junto con profesores, desde el año pasado enviaron una carta solicitando apoyo al Instituto Nacional de Lenguas Indígenas para la recuperación y fortalecimiento del chontal, pero hasta el momento la única respuesta ha sido que no hay presupuesto.
Carmona Baltzar precisó que hace falta la intervención de las autoridades federales y de Oaxaca para lograr un fortalecimiento colectivo que permita que esta lengua llegue a las aulas a través de una materia escolar.
“La lengua nos da identidad y junto con la cultura y las tradiciones es lo único que podemos heredar a nuestro hijos, por eso estamos peleando para que este proyecto que han encabezado los profesores de Huamelula se reconozca, se pueda establecer como una materia, se le dé el valor que requiere, pero hasta ahora no hemos encontrado una puerta que nos ayude a convertir nuestros sueños en realidades”.
Reconoció que la comunidad adulta, especialmente las abuelas y abuelos estarían dispuestos también a participar como maestros, sin embargo, requieren de un apoyo económico para hacerlo.
“Nosotros seguiremos luchando y pidiendo que nos escuchen, avances existen, los maestros han contribuido, los niños y jóvenes quieren aprender, los recursos económicos es lo que no tenemos, ojalá alguien nos escuche y nos haga caso”.
Mientras tanto, en la radio local y en algunos otros espacios públicos el chontal empieza a escucharse, ya no en voz de los adultos mayores, ahora los niños y jóvenes encabezan este fortalecimiento y difusión.