Con su obra traducida a más de 30 idiomas, el escritor español Javier Cercas participó en la 40 Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO), donde conversó sobre su libro Tierra Alta y obra en general con el periodista Carlos Puig.
Para iniciar la charla, Puig preguntó a Cercas sobre la importante influencia de la novela Los miserables en Tierras altas. “Yo no elegí Los miserables, fue Melchor Marín, el protagonista. Hay libros de épocas pasadas que son muy modernos. Sólo Los miserables podía cambiar la vida de un chaval como éste con madre prostituta, nacido en el barrio mas pobre, que no tiene padre, que ha hecho de todo. Así que tuve que aprenderlo de memoria”.
Sobre su quehacer como escritor y las formas en que se condujo al hacer Tierra alta y sus demás obras apuntó “la mitad de la novela la pone el autor, la otra mitad el lector. Un libro es una partitura, y el lector la interpreta. No hay dos libros iguales, cada quien lo lee de distinta manera. Es el punto del libro, formular una pregunta compleja de la manera más compleja posible, y no contestarla. La respuesta es la propia búsqueda de la respuesta, el propio libro”.
Al respecto de esto, se le cuestionó cuál es la pregunta detrás del libro presentado. “El punto del libro es un hombre en busca de justicia, pero una justicia que a veces se confunde con venganza. ¿Es legítima la venganza cuando la justicia no nos hace justicia?, es la pregunta central de esta novela”, dijo, lo cual lleva al lector a un conflicto al tratar de responder.
“La literatura es un placer, pero también es una forma de conocimiento y ese conocimiento consiste en sacarnos de nuestras casillas, de nuestra zona de confort, llevarnos a lugares que no podríamos atisbar, solidarizarnos, empatizar con gente verdaderamente peligrosa. A veces te pones del lado del canalla. Eso es lo que hace la gran literatura, colocarte en un lugar que no podrías imaginar, sentir compasión comprender profundamente a un canalla”, expresó sobre lo que considera la característica del buen arte.
“El gran arte y la gran literatura es útil siempre y cuando no se proponga ser útil, en el momento en que se propone ser útil se convierte en propaganda”, dijo, y sobre los géneros apuntó que “no existen géneros mayores o menores, hay formas mayores o menores de usar los géneros. La estructura de esta novela no es habitual en la novela policiaca, pero es lo que me pedía, es la forma en que yo tenía que contar esta historia, es lo que estaba debajo de la piedra”.
De esta manera, cercas compartió algo de su obra y, más que nada, su forma particular de concebirla. La charla completa, que puede resultar útil tanto para lectores como para escritores puede ser vista completa en el Facebook de la 40 FILO @FILOaxaca, que este año se celebra de manera virtual.
Cuatro escritores disertan sobre los límites de ficción y realidad
Máscaras y disfraces en la literatura fue la charla donde cuatro escritoras y escritores de distintas nacionalidades hablaron sobre la relación entre ficción y realidad, en el marco de la 40 Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO). Participaron Alejandra Costamagna (Chile), Eduardo Halfón (Guatemala), Emiliano Monge (México) y Nona Fernández (Chile).
Para echar luz sobre los límites entre ficción y realidad, Costamagna abrió el debate. La autora declaro que piensa “el arte como la capacidad para extremar los límites de los posible. Los pienso no como dos lugares separados, más bien me interesa aquella literatura que no intenta delimitar estos territorios sino los interviene”.
Costamagna prefiere que los autores “vean la realidad como un sujeto intervenible y no como una fuente. Como materialidades que se manifiestan en la literatura y que vienen de la realidad. Al mirar un hecho con los ojos del presente al describirlos, al verbalizarlos, ese pasado que traemos a la memoria se vuelve inevitablemente literatura. A mí lo que se me hace más productivo son los relatos que trabajan con esos fragmentos de lo real”
Halfón por su parte explicó que la realidad y la memoria le sirven de punto de partida, más en sus textos los lleva a otros planos donde se conjuntan con la ficción. “Todos mis relatos de ficción empiezan desde un punto muy cercano a mí, yo no lo llamaría realidad. Algo próximo, pero no sé si es algo real. Trabajamos con una memoria de algo que vimos o sentimos, pero es el recuerdo de eso. No quiero contar sino hacer que eso se eleve de otra manera y es ahí donde entra la ficción, aunque entonces parezca biográfico. Realmente lo único que hago es ficción”.
Fernández describió la escritura como “mi espacio de pensamiento, mi espacio de comprender la realidad, metabolizarla y transformarla en algo. Cuando la realidad es tan álgida, tan intensa, por lo menos para mí, la escritura se vuelve urgente, como una posibilidad de estar en el mundo. Ahí entra en juego la escritura como lugar de registro. En este momento donde andamos muy a tientas se me vuelve interesante observar la escritura como lugar de registro”.
A propósito del momento de tensión que se vive en el mundo por la pandemia y en su país por la situación política y social dijo “la escritura en momentos como éste siempre ha tenido, como el arte en general, esa posibilidad de dar de baja la realidad a ratos. Observo la escritura en este momento como la posibilidad de dar de baja la realidad para observarla desde otra perspectiva. La escritura tensa dos espacios: la realidad y la magia”.
“Quizá la frontera entre ficción y realidad única y exclusivamente tiene que ver con el tiempo. Me parece que son el mismo lugar. Había un dios egipcio que según el ojo que abriera veía presente, pasado o futuro. Me parece que la realidad sólo existe en el presente. Una cosa sólo puede ser real en el momento en que lo están viendo. Esa hí donde los escritores nos sentamos a escribir con una intuición, y más allá de que tenga un plan tira una moneda que en un lado tiene la imaginación y otro la memoria”, puntualizó Monge.
Esta charla formó parte del Programa Literario de la 40 FILO, que junto a Filo Jóvenes, Filo Chamacos, Suena la FILO y Programa de Profesionales busca atender de manera especializada a cada público según sus edades, ocupaciones e intereses.
Creación literaria en dos lenguas, en la 40 FILO
Uno de los grandes ejes de la 40 Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO) son las lenguas indígenas. Para entrar a la reflexión en torno a este tema, se ofreció la charla Creación literaria en dos lenguas, donde participaron los escritores en lengua náhuatl Martín Tonalmeyotl y Mardonio Carballo, con la compañía de la lingüista Yásnaya Elena A. Gil como moderadora.
“Esta propuesta de escribir en dos idiomas es un reto muy grande. En este tiempo seguimos perdiendo a más hablantes y al perder a más hablantes significa que tenemos menos lectores en el medio cotidiano, cultural, académico, en todos lados. Me voy al trabajo que hacen los maestros bilingües, estos artífices importantes que están frente a grupo, yo he dicho que el 80% de los hijos de esto maestros no hablan la lengua”, aseguró Tonalmeyotl para iniciar la charla.
“Si no tenemos lectores no tiene caso que se siga distribuyendo material de lectura. Si tenemos que ofertar, pero no tenemos hablantes de nada sirve la literatura. Mientras pase más el tiempo y sigamos perdiendo más hablantes hasta pierde sentido escribir”, el guerrerense agregó que se debe seguir escribiendo porque si bien los resultados no serán inmediatos, en 20 o 30 años los hablantes tendrán un acervo importante para leer, de lo producido en el presente. Mencionó también que la literatura en lenguas indígenas se ha estigmatizado, pues se piensa que sólo puede ser sobre la naturaleza, la mitología y no sobre otros temas actuales.
Carballo criticó que las y los escritores indígenas estén buscando la validación de sistemas o indígenas. “Lo que estamos nutriendo en estos tiempos es un sistema de validación de escritura donde el libro es muy importante pero una cosa que plateé es una necesidad de que lo que escribo pueda escucharse. Veo que ahora hay gente que sólo quiere cosechar frutos de árboles aunque no sean de aquí y eso se llama pasarela, fama. Yo empecé a escribir porque quería que mi lengua se escuchara, que no terminara sepultada”.
El escritor y comunicador apuntó que la literatura debería ser por el afán de hacerla en la propia lengua, no por la fama o las dádivas de instituciones. “Hay que huir de la pasarela, que tiene tintes de trabajo individual y no de esa colectividad de los pueblos indígenas. Es importante asumir que hay una generación nueva que le gusta el reflector y la pasarela pero que le gusta más eso como objetivo y no como un paso para que su lengua se escuche”.
Señaló a quienes “validan” desde instituciones la literatura indígena como “alguien que sólo te estudia para saber si tienes talento. Entonces como ellos y ellas sí tienen talento te publican para continuar con la mediocridad de su vida. A veces nosotros cedemos mucho y es importante plantear el reconocimiento de que nosotros podemos hablar por nosotros mismos, hablar al respecto y decir si nos interesa que nos validen. Mucha de la gente que nos valida, que está trabajando para hacernos partícipe del “concierto de la literatura universal” nada más está ganando becas o puntos”, dijo Carballo e invitó a poner sobre la mesa esta problemática.
Durante la 40 FILO se desarrollarán diversas mesas y actividades sobre la diversidad lingüística. El programa completo puede consultarse en www.filoaxaca.com