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Aunque la autoridad ambiental en la Ciudad de México inició recorridos informativos sobre la prohibición de plásticos en algunos corredores comerciales desde hace 6 meses, la nueva medida puso en “aprietos” a algunos restaurantes de la capital.
La mayoría de los establecimientos estaban conscientes de la media, pero tras casi 4 meses sin operaciones y dos semáforos rojos, la mayoría estaba concentrado en subsistir, enfatizó el representante de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac), Armando Culebro.
En entrevista para Forbes México recordó que esta nueva norma significa un incremento a los costos de producción de los comercios de comida, puesto que los empaques compostables son un 30% más caros que los tradicionales.
En ese sentido, calificó poca sensibilidad de parte de la autoridad para que esta normatividad haya iniciado durante un punto álgido de la pandemia, cuando las condiciones económicas son delicadas.
Celebró que se tome esta medida en favor del medio ambiente, sin embargo insistió en que se pudo haber llevado acabo en el semáforo amarillo o verde cuando las condiciones fueran más favorables para el sector restaurantero.
Las complicaciones
Pese a la pandemia, hace poco más de un mes Manuel Maya inició un restaurante de comida japonesa en la colonia del Valle, por lo que se encuentra en búsqueda de nuevas formas en cómo brindarle el servicio a sus clientes para llevar sin que se afecte su producto y tampoco faltar a la nueva norma.
Ya no se entregan cartas a cada cliente, la alternativa son códigos QR para escanear con el móvil y menús “desechables” impresos en hojas de papel bond. Restaurante Los Danzantes, Centro de Coyoacá, CDMX. Foto: Angélica Escobar/Forbes México.
El dueño de Genki Sushi relató a este portal de noticias que están analizando comprar cartón encerado o plastificado, aunque no están seguros si con ello también incumplan las reglas ambientales.
Indicó que están buscando diversas opciones, incluso han pensado en usar contenedores transparentes parecidos al PET, pero éstos tienen 50% más de costo que los otros utensilios.
Relató que es complicado encontrar un producto ambiental que no se afecte durante el transporte, puesto que el cartón suele humedecer al contacto con la comida.
“La sopa y el ramen que tienen que ir en contenedores casi sellados para que no se derramen; si metemos la bolsa de papel, con la humedad vamos a hacer desbarajuste con el producto”, abundó Maya.
Descartó por el momento subir sus precios, puesto que su negocio va iniciado y a penas se están dando a conocer entre la clientela, pero confió en que las ventas se sigan manteniendo.
De igual manera, negó que alguna autoridad ambiental o del gobierno capitalino se haya acercado con él para darle mayor información al respecto; pero subrayó que se están preparando para cuando reciban la visita de algún inspector.
La Esquina de Buenos Aires es un restaurante de la colonia Roma Sur que ya tenía conocimiento de la nueva prohibición de plásticos de un sólo uso, pero todavía está en transición al respecto.
Su dueña, Romina Carla Capparelli, platicó a este sitio web que desde el año pasado comenzaron a sustituir el plástico por otros materiales como el cartón, pero con el segundo semáforo rojo y las ventas para llevar se ha complicado esta modificación.
Explicó que habían iniciado un proceso donde el cliente llevaba sus propios contenedores para que se les coloque la comida, pero la complicación vienen al maniobrar los productos y garantizar la sanidad de los mismos sin utilizar recursos plásticos.
Una de las dificultades que han enfrentado es el ingreso permitido por mesa, debido a que son visitados por familias con niños y no desean estar en mesas separadas. Empleados de Klein´s, Polanco en espera de clientes. CDMX Foto: Angélica Escobar/Forbes México
“Sabíamos que estaba próximo a aprobarse lo de la ley, pero no sabíamos cuándo iba a ser. Ya estábamos en la transición, por lo que casi no ocupábamos mas que para cosas mínimas y necesarias el plástico”, añadió.
Asimismo, también descartó que representantes de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) o del gobierno de la CDMX se hayan acercado con ella.
Sin embargo, aceptó que está considerando subir los precios de sus alimentos, mas que por los nuevos productos amigables con el ambiente, los suministros se han elevado de precio, aspecto que no ha hecho el comedor desde año y medio.
Apercibimiento, más que sanción
La directora general de Evaluación de Impacto y Regulación Ambiental, Lilian Guigue Pérez, aceptó que la reforma a la Ley de Residuos Sólidos no convenció al total de los involucrados, sobre todo a la industria de plástico, pero insistió en que se formaron diálogos y acuerdos con los impactados.
En entrevista para ese portal apuntó que desde julio al 11 de diciembre del año pasado realizaron 62 recorridos a diversos corredores gastronómicos de la capital para recordarles a 1,432 locatarios sobre el inicio de la prohibición de estos artículos.
Además, indicó que tras estas acciones encontraron que 42% de los negocios ya no entregaban desechables plásticos.
Insistió en que el objetivo de la entidad a su cargo es generar un proceso de aprendizaje y concientización, mas no levantar multas monetarias a quienes no cumplan con la norma.
“El apercibimiento es una sanción, es una sanción porque se levanta un acta y queda documentado que tienes una llamada de atención ante la autoridad, la sanción mínima que maneja la ley es un apercibimiento y la sanción máxima es la clausura del establecimiento.
“En ese sentido, lo más importante no es el aspecto punitivo de la ley en estos momentos, lo que nosotros queremos es que no solamente los restauranteros, sino que todos los ciudadanos nos apropiamos de esta prohibición porque retirar los plásticos de un sólo uso de la vida cotidiana nos beneficia a todos”, agregó.
El artículo 69 de la Ley de Residuos Sólidos de la Ciudad de México en su apartado III Bis establece una multa de 500 a 2,000 veces la Unidad de Cuenta vigente para quien incumpla con esta nueva obligación, lo cual se traduce en una sanción económica de hasta 173,760 pesos.
Bajo ese tenor, Guigue Pérez subrayó que cada caso es diferente y se tienen que evaluar las circunstancias, ya que “no es a raja tabla”, sino que hay una serie de elementos a considerar para emitir cada una de las sanciones.
Por ello, remarcó que por el momento “la única sanción que se va a aplicar es un apercibimiento”, así que pidió a los comerciantes que no se dejen sorprender con multas monetarias.
Recordó que sólo la Sedema a través de la entidad a su cargo son los únicos que pueden acudir a realizar operativos, además que los representantes siempre portan un chaleco gris y deben estar debidamente identificados.
“Es el único personal que está facultado por ley para hacer este tipo de inspección y ninguna inspección que no haya sido consensuada con el área regulatoria va a proceder”, enfatizó.
Aunque la iniciativa privada ha insistió en que estas medidas también se hagan validas al sector informal, la representante de la Sedema aceptó la dificultad de que esto se lleve a cabo, por lo que buscarán atender el problema desde la venta y distribución de productos plásticos.
“Vamos a impulsar desde los aspectos medulares, no podemos ir con el comerciante informal o con el comerciante ambulante cuando en realidad tenemos que enfocarnos al productor, distribuidor y comercializador (de plástico)”, apuntó.