Moisés MOLINA
El pasado 6 de enero conmemoramos el Día de la Enfermera y el Enfermero.
Pero hoy podemos decir que lo que vivimos en el 2020 hizo que, desde marzo, todos los días fueran el día de la enfermera y del enfermero.
Sin saber lo que nos deparaba el destino, la Organización Mundial de la Salud declaró que el 2020 sería el Año Internacional del Personal de Enfermería y Partería.
Lo decretaron así para conmemorar el bicentenario del nacimiento de Florence Nightingale que fue la fundadora de la enfermería moderna.
En 2017 el INEGI realizó la última Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología (ENPECYT).
En sus resultados que miden el prestigio y el respeto del que gozan las profesiones en México, el 41.5 por ciento de las y los mexicanos calificó con la máxima puntuación de 10 a las enfermeras y los enfermeros.
No me queda duda que, hoy por hoy, la gran mayoría de las y los mexicanos, empezando por las y los de Oaxaca valoran, reconocen y agradecen el ejercicio y la práctica de ésta que es una de las profesiones más nobles y humanas.
Las enfermeras y los enfermeros están presentes en la vida y en la muerte.
Tal vez hizo falta la pandemia y sus consecuencias para comprender su enorme valía.
Escribo para homenajearles y agradecerles, pero también para recordar y honrar la memoria de las y los 11 enfermeras y enfermeros que desafortunadamente perdieron la vida salvando la de los demás:
Martha Flores Jiménez, Irving Hernández Ortiz, Vianney Monserrat Gómez Hipólito, Miguel Ángel Chávez, Emperatriz Camacho Monjaraz, Ignacio Ángel Aguilar Aguilar, Isabel Pérez Trenado, Blanca Silvia Martínez, Liberia López Ramírez, Margarita López Méndez y Alejandra Hernández Díaz.
Oaxaca los llevará siempre en su memoria.
Hoy reconozco y agradezco también a las y los más de 8 mil trabajadores de enfermería que diariamente le entregan su tiempo y sus energías en Oaxaca.
El 2020 no fue peor gracias a ellas y ellos que acompañaron no sólo a los enfermos sino también a sus familias.
Y si el 2021 va a ser mejor, será gracias también, en buena medida, a nuestras enfermeras y nuestros enfermeros.
Porque previenen, cuidan, curan y van a vacunar al pueblo de Oaxaca.
Las enfermeras y los enfermeros tendrán en sus manos la salvación de las vidas de las oaxaqueñas y los oaxaqueños.
El 6 de enero de 1931, el entonces director del Hospital Juárez de México, José Castro Villagrana, instituyó el Día de la Enfermera y el Enfermero.
¿Saben por qué fue así?
Porque dijo, con mucha razón, que la presencia de las y los enfermeros era un “regalo de Reyes” para los pacientes. Porque regalan vida y regalan esperanza.
Reconocerles y agradecerles en público y en privado es un acto de justicia.
No quise dejar pasar la oportunidad desde la modestia de este espacio.