Retrato de Oaxaca en siete pinceladas

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Pocos destinos en el mundo pueden presumir de ser tan completos como Oaxaca. ¿Que quieres playas? Aquí las tienes todas, kilométricas, desiertas, bravas y revoltosas; serenas y cariñosas. ¿Que prefieres la montaña? Aquí se llama Sierra Juárez, y tiene una naturaleza intocada y pequeños pueblitos que siguen conservando muchas de sus tradiciones ancestrales.

¿Que te tira arqueología? ¿te vale en forma de yacimientos precolombinos y misteriosas ciudades de civilizaciones fascinantes? ¿Y que también te va la gastronomía?…. entonces ya, deja de leer, y haz las maletas porque esto es lo que te espera en Oaxaca.

Los chiles oaxaqueños: un arco iris picante (o no)


Los chiles oaxaqueños: un arco iris picante (o no)

Siete, como los siete días de la semana, como los siete colores del arco iris y como los siete enanitos de Blancanieves.

Se dice que ese es el número de moles, esas deliciosas salsas de chiles con especias, que existen en el estado de Oaxaca.

Así de variados y versátiles son los siete “moles oaxaqueños”: el mole amarillito, el mole coloradito, el mole negro oaxaqueño, el mole verde, el mole rojo y el “manchamanteles”, que acompañan las deliciosas recetas de carnes y vegetales.

Pero, la verdad, la verdad, es que no son siete, sino que se cuentan por docenas. Siempre hay un mole perfecto para cada momento y para cada paladar. También sin que pique.

Capulálpam de Méndez: ¡música, maestro!

Capulálpam de Méndez: ¡música, maestro!

En la Sierra Norte de Oaxaca existe la magia. El hechizo surge, por ejemplo, allí donde se ubica el pueblo de Capulálpam de Méndez, uno de los más bellos de todo el estado, en uno de sus enclaves mejor conservados.

Ambos forman un armónico conjunto que se ha ganado entrar a formar parte en el selecto grupo de los Pueblos Mágicos de México.

Pero la magia no es solo lo que se ve: sus calles empedradas, sus casas de adobe y teja, enmarcadas en la cantera amarilla del templo de San Mateo, sino también todo aquello que únicamente se percibe con los ojos del alma: el legado indígena y las tradiciones coloniales que aún perviven.

Mazunte: a paso de tortuga

Mazunte: a paso de tortuga

Entre Huatulco y Puerto Escondido, Mazunte se ha convertido en todo un ejemplo de sostenibilidad y de buenas prácticas medioambientales.

Este pueblo tradicionalmente tortuguero, en el que gustan los alimentos biológicos, sobran los plásticos y atrae a viajeros amantes de las terapias naturales, se reinventó por completo cuando en 1990 se decretó en México la veda a la caza y comercialización de la tortuga marina.

Optó por seguir conservando estos animalitos con caparazón en el centro de su vida, pero ahora no para cazarlos, sino para protegerlos.

Desde entonces, es un verdadero santuario para estos reptiles y acoge el Centro Mexicano de la Tortuga, con el Museo Vivo de la Tortuga en su interior, donde viven cientos de ejemplares, de los cuales algunos han sido rescatados.

En temporada (de marzo a noviembre) rara es la semana que no se haga una suelta de tortugas en la playa de La Escobilla, un emotivo espectáculo al que se unen vecinos y viajeros, que aquí conviven en total armonía.

Puerto Escondido: Ola, ¿Qué tal?

Puerto Escondido: Ola, ¿Qué tal?

Su nombre ya hace el guiño. ¿Quién no quiere visitar un destino que se llame Puerto Escondido? Pero, lo mejor está por llegar, porque “Puerto” lanza sus flechas del amor sin posibilidad de escaparse.

Al poniente de la región costeña, es el lugar ideal para disfrutar de la naturaleza y practicar todo tipo de deportes y, sobre todo, de sus playas: Bacocho, Carrizalillo, Puerto Angelito, Manzanillo, Coral, Punta Colorada, Principal, Marinero y Zicatela, ésta última famosa mundialmente por sus olas gigantes para la práctica del surf.

Las olas traen el surf, y el surf trae un ambiente informal y desenfadado.

Pero, además de la tabla, trae tus aletas y tus gafas para bucear o hacer snorkel, tus prismáticos para observar las aves y prepárate para subirte a una bicicleta o un caballo y cabalgar bosques y selvas.

Mitla, la ciudad de Muertos zapoteca


Mitla, la ciudad de Muertos zapoteca
Su nombre significa el “Lugar de los Muertos” en náhuatl, porque Mitla, edificada por los zapotecas alrededor del año 100 a.C,. fue un lugar de descanso y el segundo centro ceremonial zapoteca, después de su vecino Monte Albán.

Entre plazas, palacios y patios, lo que más llama la atención de este yacimiento son sus características grecas, motivos labrados en piedra con diseños geométricos, hechos con tabletas de piedra pulida y unidas sin ninguna amalgama, que adornan los muros de sus edificios. No podrás cerrar la boca.

¡Todos a una! Como los de la Guelaguetza


¡Todos a una! Como los de la Guelaguetza
Ahora más que nunca sabemos que ayudarnos es la manera. Ya lo sabían los antiguos zapotecas, que celebraban desde hace cientos de años la fiesta de Guelaguetza, una palabra que significa “cooperar”.

Tiene lugar cada año en la ciudad de Oaxaca coincidiendo con los dos lunes más cercanos a la festividad del Carmen y también se conoce como “La Guelaguetza de los Lunes del Cerro”, por el lugar donde se lleva a cabo, el Cerro del Fortín.

Cada delegación de los grupos representativos de las ocho regiones tradicionales (Los Valles Centrales, La Sierra Juárez (Norte), La Cañada, Papaloapan, La Mixteca, La Costa, La Sierra Sur y el Istmo de Tehuantepec), ataviada con los trajes de gala, presenta una muestra de su patrimonio cultural con bailes y cantos.

Al terminar ofrecen a los asistentes su “Guelaguetza”, compuesta por objetos típicos de sus respectivas regiones.

Bienvenidos a mi bosque

Bienvenidos a mi bosque
De 0 a 3200 metros; valles, lagos, ríos y sierras… en los 93.000 kilómetros cuadrados que ocupa el estado de Oaxaca cabe de todo, y en esa naturaleza rica, compuesta por diferentes climas, microclimas y vegetaciones, también hay espacio para muchas sorpresas para el viajero.

Deportes de aventura, paseos por el bosque, observación de flora y fauna, tirolinas o kayak… la única condición es el respeto al medioambiente y a las comunidades que habitan el entorno, que servirán de ejemplares embajadores para mostrar todos sus secretos.