La jícara es un utensilio elaborado a base del fruto del morro, que ha sido utilizada desde la época prehispánica en Latinoamérica y, con el paso del tiempo, se ha ido desplazando por el plástico y el unicel.
Sin embargo, el colectivo “Yo amo a mi tierra”, de la comunidad de Almoloya, Oaxaca, desde hace cinco años ha impulsado la producción de este producto, con talleres para niños de la región del istmo de Tehuantepec.
El fruto también se utiliza en las artesanías, en la medicina tradicional, como instrumentos musicales y para la elaboración de juguetes.
“En mi comunidad, al menos en mi casa, tenemos dos árboles y empezamos a investigar más sobre la propia jícara y nos encontramos con infinidad de propiedades alimenticias, medicinales, tanto de la pulpa, la semilla, la corteza del árbol, las hojas la flor, y también de las diferentes técnicas que se utilizan para desarrollar piezas artesanales y también de colección”, dijo William Velázquez, artesano instructor de la elaboración de las jícaras.
En diferentes estados del país hay diversas técnicas para la elaboración de la jícara, y según el uso que se le dará, será el tiempo que se debe esperar para la maduración del fruto, ya que este tarda de cinco a seis meses para estar completamente maduro.
“Depende para que lo queramos o que técnica queramos aplicar, ya sea que, si es para utensilio, debemos esperar en el momento que esté totalmente maduro, porque es más grueso el calibre de la cáscara, puede decirse, y eso pues va a generar que ese artículo nos va a durar casi toda la vida”, explicó Velázquez.
Si se va a destinar a artesanías, se decide si es para grabado. En ese caso, en tres meses se puede cortar, partir, cocer y de ahí ponerla a secar, o es sólo partirla, quitarle toda la pulpa de dentro y ponerla a secar sin cocer, pero tarda 30 o 40 días en quedar la jícara.
En el istmo de Tehuantepec, el uso de este utensilio se da para servir bebidas típicas, como el bupu o espuma, el pozol, aunque en otros lugares se emplea para el tejate, la horchata, el café, el atole, el chocolate, inclusive para el mezcal.