La Jornada
El pasado fue un año sin precedente en el flujo de remesas a México. Sobresalió el esfuerzo de los migrantes originarios o que tienen familiares en los municipios más pobres del país, pues el dinero que mandaron a sus familias registró un aumento promedio de 180 por ciento, respecto del ejercicio previo, revelan datos oficiales.
Cifras del Banco de México (BdeM) indican que en 2020 los 10 municipios más desamparados del país, donde 95 por ciento de sus habitantes viven en pobreza extrema, recibieron en conjunto remesas por 2 millones de dólares, cuando un año antes apenas sumaron 710 mil dólares.
Si bien la cifra es pequeña respecto del total que llegó al país el año pasado, 40 mil 607 millones de dólares, constituye un tanque de oxígeno para poblados en los que de cada 100 habitantes, 95 no tienen los recursos suficientes para adquirir una canasta básica de alimentos, no cuenta con servicios básicos como electricidad o agua, y mucho menos servicios financieros o Internet.
De acuerdo con el último estudio del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, los 10 municipios más pobres del país están en Oaxaca y Chiapas, dos de los estados históricamente más marginados del país.
Se trata de Santos Reyes Yucuná, Santa María Zaniza, San Juan Ozolotepec, Coicoyán de las Flores, San Simón Zahuatlán, en Oaxaca. Aldama, Chanal, San Juan Cancuc, San Andrés Duraznal, y Nicolás Ruiz, en Chiapas. Éstas son demarcaciones donde las familias no cuentan con el ingreso mínimo de 1.9 dólares diarios (39 pesos), nivel que el Banco Mundial considera como pobreza extrema.
En un estudio reciente, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe destacó que sin el apoyo de las remesas que mandan los connacionales que viven en Estados Unidos a sus familias en México, el país hubiera registrado un aumento de la pobreza en los hogares hasta de 15 por ciento como consecuencia de la pandemia.
Envíos dan respiro
El municipio más pobre del país es Santos Reyes Yucuná, comunidad mixteca, donde 99 por ciento de sus mil 300 habitantes vive en la pobreza y no tienen apoyo de remesas, pues de acuerdo con los datos del BdeM, en 2020 (ni en ningún otro año) no recibieron un solo dólar del extranjero.
La segunda entidad más pobre también se ubica en Oaxaca. Se trata de Santa María Zaniza, lugar donde habitan poco más de 2 mil personas y que en 2020 recibió siete veces más remesas que en 2019, pues pasaron de 30 mil a 210 mil dólares (600 por ciento más).
Por nivel de pobreza, siguen Adema (Chiapas), cuyas remesas aumentaron 26 por ciento, de 150 mil a 190 mil dólares; Chanal (Chiapas), con un alza de 580 por ciento, al avanzar de 70 mil a 480 mil dólares; San Juan Cancuc, 300 por ciento, de 20 mil a 80 mil dólares; San Andrés Duraznal (Chiapas), 340 por ciento, al ir de 80 mil a 350 mil dólares; San Juan Ozolotepec (Oaxaca), 115 por ciento, al pasar de 70 mil a 150 mil dólares; Nicolás Ruiz (Chiapas), 300 por ciento, de mil a 4 mil dólares; Coicoyán de las Flores (Oaxaca), 400 por ciento, de 20 mil a 100 mil dólares, y San Simón Zahuatlán (Oaxaca), 7 por ciento, al subir de 2 mil 800 a 3 mil dólares.
Si bien los montos son bajos respecto de lo que llega a otras entidades, las remesas son vitales para los municipios más pobres, pues de acuerdo con un análisis del BdeM, entre la población de menores ingresos hay un mayor porcentaje de familias que dependen de manera importante de la recepción de divisas de un familiar migrante.