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A inicios de mayo, conforme India se convertía en el epicentro mundial de la pandemia con más de 400 mil casos nuevos diarios, una enfermedad relacionada con COVID-19 llamó la atención mundial: cientos de pacientes recuperados del virus comenzaron a experimentar un cuadro con ojos hinchados, oscurecimiento de la piel, fiebre y dolor de cabeza.
El diagnóstico refirió mucormicosis, una inusual enfermedad fúngica principalmente causada por hongos del género Mucor, un tipo de moho presente en el abono, los suelos ricos en nutrientes y en materia orgánica en descomposición como restos de frutas, verduras y otros alimentos.
Y aunque la mayoría de personas están expuestas al contacto con estos hongos, la mucormicosis es considerada una enfermedad oportunista porque sólo ataca a individuos con sistemas inmunes debilitados a raíz de enfermedades crónicas como la diabetes, el SIDA, algunos tipos de cáncer o la desnutrición.
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Primer caso de muerte por hongo negro en México
Un mes después, México registra su primer deceso provocado por hongo negro. Un hombre de 34 años atendido en un hospital de la Ciudad de México falleció el 7 de junio a causa de una mucormicosis rinocerebral.
Ingresado por primera vez por una parálisis facial y dolor de cabeza intenso el 29 de mayo en el Estado de México, el paciente fue trasladado a la capital para someterse a una cirugía de emergencia con la intención de extirpar tejido ocular, nasal y bucal afectado; sin embargo, el avance de la infección le costó la vida.
Los primeros análisis que trataron de relacionar los cerca de 9 mil casos de mucormicosis en India con COVID-19 llegaron a un hallazgo clave: el uso de esteroides (como la dexametasona que se administra a pacientes con COVID-19 moderado para reducir la inflamación) es tierra fértil para la aparición del hongo negro.
Y aunque la evidencia que relaciona al coronavirus con la mucormicosis es cada vez más creciente, las autoridades de salud en México explicaron que el deceso se debió a que el paciente padecía diabetes desde hace 12 años. A pesar de que el hombre también enfermó de COVID-19 hace meses, el gobierno descartó cualquier vínculo entre la infección vírica y la fúngica.