Nerviosos

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Ernesto Reyes                                                             

Pueden ser los efectos de la pandemia, que llevan a la gente a resguardarse y a estar pensando, a veces, en cosas malas o, bien, ganas de colocar temas artificiales en la discusión pública. El caso es que a menos de 30 días de que inicie formalmente el proceso electoral, para renovar el poder ejecutivo del estado, se han esparcido versiones de mala fe que involucran a actores políticos de Oaxaca, pero también de la ciudad de México donde, se afirma, se siguen tomando las decisiones políticas más relevantes.

Lo anterior, es discutible, porque si bien hay análisis que indican que el presidente AMLO sigue mandando en todo en cuanto se decide en Morena, evocando al viejo sistema de control presidencialista, también hay quienes piensan que está tan atareado Andrés Manuel, defendiéndose de la reacción y el conservadurismo, donde hay fuerzas y actores que pueden romper la gobernabilidad del país, que no tiene espacio para ocuparse puntualmente del futuro de un estado, como puede ser Oaxaca, o los otros 5 que el año próximo cambiarán de mando.

Muchas decisiones, como ya se vio durante el pasado proceso electoral, en el cual Morena sumó 11 gubernaturas a su causa, se han quedado en el ámbito de los mandos partidistas, aunque hubieran tenido el visto bueno de palacio nacional, o de las áreas políticas del Ejecutivo. En tal sentido, hoy podría pesar más la correlación de fuerzas que exista al interior de Morena, por parte de los grupos o facciones que se mueven en los órganos internos, como para lograr consensos en torno a las personas aspirantes.

En un partido joven, que ha escalado rápidamente en el escenario nacional, como para haber conquistado la presidencia de la República, gracias al liderazgo y tenacidad de su líder indiscutible, pero también a su pujante militancia, es probable que a Morena se le dejen tomar este tipo de decisiones, aún y cuando pudieran resultar apresuradas o equivocadas, como ya se vio en las gubernaturas que no se pudieron ganar el 6 de junio.

¿Quién tuvo el acierto y la responsabilidad de los resultados de junio? Si la respuesta es Mario Delgado, el actual presidente, y su comité ejecutivo nacional, con los órganos de gobierno interno, entonces se podría pensar que en el partido, antes que en la presidencia de la República, estaría la decisión sobre Oaxaca, cosa que no les va a gustar a muchos y muchas. Tal parece, por lo que se observa, que las y los suspirantes le hacen ojitos al mandatario y hasta a su señora esposa, como para que dicho acercamiento les granjee la candidatura que ya va a estar cocinándose en cosa de pocos meses, aunque el registro se vaya a formalizar en el primer trimestre del año entrante.

Esto no implica, obviamente, que los cuadros políticos ciento por ciento morenistas u obradoristas que acompañan la gestión presidencial – en el gabinete legal o ampliado, o en cualquier otro poder, llámese legislativo, etcétera- no puedan renunciar o pedir licencia, en fecha próxima, para cubrir los plazos legales estén en posición de ser elegibles en este partido.

El caso de Alfonso Durazo, ex secretario de seguridad pública y protección ciudadana, y próximo gobernador de Sonora, es claro ejemplo, de que el gabinete, puede ser surtidor de cuadros políticos que pueden irse a gobernar sus estados, si previamente los apoya la gente y el partido, lo que vale para legisladores federales, locales y toda persona que realice una actividad política, como en los gobiernos municipales. No hay impedimento alguno para participar, salvo los que indique la ley.     

Así las cosas, el nerviosismo, la precipitación y hasta el desbocamiento están a la orden del día, por estas fechas, donde mentes juguetonas pagan encuestas y dibujan escenarios, hablando, olímpicamente, hasta de modificaciones constitucionales, que no vienen al caso, pues conociendo la Constitución General de la República, debieran saber que hay plazos fatales que ya se cumplieron en Oaxaca, y que harían imposible cualquier modificación a la constitución local para acortar o alargar a contentillo de alguien el periodo legal del poder ejecutivo. Las mentiras falsas son como la lengua de una serpiente, tan venenosa, que hasta puede morder, si no se afina el olfato, y se voltea al sentido común, que es el más común de los sentidos. Vaya con los nervios.