Reforma
El cine mexicano estaba emergiendo de décadas de oscuridad cuando Y Tu Mamá También, de Alfonso Cuarón, fue lanzado en 2001 e inmediatamente se convirtió en un filme emblemático.
La cinta, sobre un viaje desde la Ciudad de México hacia una paradisiaca playa en Oaxaca, gira en torno a un triángulo amoroso que involucra a Tenoch (Diego Luna), un adolescente de clase alta, a Julio (Gael García Bernal), su mejor amigo, de orígenes más humildes, y a Luisa (Maribel Verdú), una visitante española. Ella desafía las nociones de los jóvenes sobre la hombría. La historia se desarrolla dentro de una sociedad que está probando la democracia por primera vez tras siete décadas de ser gobernada por el PRI.
La película, que rompió récords de taquilla en México, representó un regreso para el director, no sólo a su país natal, sino también a su pasión por el cine. Pero el efecto más importante del filme está en la franqueza con la que aborda la sexualidad, en su cuestionamiento tácito de la masculinidad tradicional y en su tratamiento del tema de las clases sociales en un país de inequidades.
En entrevista con las estrellas y cineastas del filme, incluyendo a Carlos Cuarón (hermano de Alfonso y coguionista del proyecto, por el que ambos fueron nominados al Óscar), cuentan sobre sus recuerdos del largometraje.
¿En qué punto de su carrera se encontraban cuando hicieron ‘Y Tu Mamá También’? ¿Fue un momento crucial?
Alfonso Cuarón: En aquel momento yo había dejado que la industria me sedujera y fue ahí donde comenzó mi confusión, porque me olvidé del cine. Es un mito que la industria te corrompa: tú te corrompes a ti mismo. Filmar mi primera película en Hollywood, La Princesita (1995), fue maravilloso, pero luego hice otra, Grandes Esperanzas (1998), que nunca comprendí. Empecé a ver varias cintas que me habían encantado. Fue entonces que le llamé a mi hermano y le dije: “Escribamos una película”.
Carlos Cuarón: Y Tu Mamá También fue una idea conceptual que Alfonso y yo tuvimos incluso antes de su primera película, Sólo con tu Pareja. Está inspirada en los viajes que tomamos durante la adolescencia. Lo que no hicimos ni él ni yo fue viajar con una bella mujer española (risas). Trabajamos en la película por unos 10 años. Pero luego un proyecto que tenía Alfonso en EU se cayó y aquí en México, el que iba a ser mi largometraje debut también se canceló. Alfonso vivía en Nueva York y me llamó: “¿Y si hacemos Y Tu Mamá También?”.
Diego Luna: Fue la primera vez que me di cuenta de que podía tener un alcance más allá de lo que me imaginaba posible. Crecí trabajando principalmente en teatro en México y pensando en aquel contexto. Pero Y Tu Mamá… fue como un despertar para mí. Lo que más impactó fue la distancia que se marcó entre mis amistades y familiares y yo después de esta cinta. Comencé a trabajar en otros países, a pasar largos periodos lejos de mi casa.
García Bernal: Cuando filmé Amores Perros (2000)descubrí este universo sin saber nada sobre la locura de cómo se hace el cine. Con Y Tu Mamá También, Alfonso estaba en un punto de su vida en el que estaba muy abierto a incluir a los actores en todo el proceso por más de un año. Ahí aprendimos los fundamentos sobre el cine.
Maribel Verdú: He trabajado desde los 13 años, así que habría trabajado en América Latina y en mi país de cualquier forma, pero gracias a Y Tu Mamá También me hice conocida en otros lugares.
Actualmente hay una reevaluación sobre la masculinidad. En ese entonces, ¿estaban pensando sobre lo que la relación de estos dos jóvenes decía al respecto?
A. Cuarón: He hablado mucho sobre esto con Guillermo del Toro, con Carlos y con “Chivo” (el director de fotografía Emmanuel Lubezki). Sería presuntuoso decir que la discusión era sobre la masculinidad, porque esas pláticas suceden más ahora, pero, sin usar ese lenguaje, estábamos tratando de explorar el tema. En algún momento se vuelve más obvio. Hay un punto en el que Luisa le dice a los jóvenes: “Lo único que os gustaría sería follar el uno con el otro”.
C. Cuarón: Recuerdo vívidamente que en la premier en la CDMX la gente comenzó a decir palabrotas y a chiflar cuando Diego y Gael se besaron. En la premier, un amigo gay, director de cine y teatro, dijo: “Gracias por mostrar claramente la imagen del macho mexicano por primera vez”. Le pregunté cuál era esa imagen y él dijo: “Julio y Tenoch besándose”.
Luna: Siempre dijimos que estábamos haciendo una historia de amor entre los dos protagonistas. En los debates sobre el final de la película, la gente quería que le pusiéramos una etiqueta a su significado. La cinta sugiere cosas pero le deja la decisión al público.
García Bernal: Esa década fue un parteaguas. La juventud de ese entonces comenzó a tener una visión muy distinta sobre el sexo. Las líneas divisorias entre los géneros comenzaron a desaparecer, ya que la masculinidad estaba y está en una crisis enorme. Estoy convencido de que la película no podría haber sido hecha en EU. En México tenemos mayor libertad de expresión en el cine porque podemos armar los proyectos de forma más independiente.
Verdú: En ese sentido la película estaba adelantada a su tiempo. Muestra cosas que nadie presentaba entonces. Nadie se atrevía.
En la última escena, el narrador dice que Tenoch y Julio nunca volvieron a verse. ¿Confían en él o creen que sí conectaron de nuevo?
Luna: No le creo al narrador. Creo que sí se vuelven a ver. Es difícil creer que no lo harían. Seguramente la curiosidad los reunió. Eso es lo que quiero creer, porque nada es definitivo en la vida.
A. Cuarón: Lo he cuestionado. En algún momento Carlos y yo hablamos sobre la posibilidad de hacer una película sobre ellos, pero en sus cuarentas. Lamentablemente, creo que sería demasiado triste. Mi perspectiva sobre la vida es algo pesimista. Tenoch seguramente siguió los pasos de su padre, no como político sino como banquero. Y no creo que Julio haya tenido buenas relaciones con mujeres. Pero ambos tienen un bello espíritu y existe una posibilidad de que se reúnan y que lo que los reconecte sean las cosas que faltan en sus vidas.
C. Cuarón: Si el narrador lo dice, entonces nunca se volvieron a ver. Si ocurrió, probablemente fue accidental. En verdad creo que la vida los separó. No creo que se hayan vuelto a ver, no porque se odiaran, sino porque se querían demasiado.
García Bernal: Estoy seguro de que se vieron otra vez, pero el narrador dice lo que a sus padres les gustaría decir.
Verdú: Nunca se volvieron a ver. Estoy convencida de ello. Su relación no era real. Se puede notar, por ejemplo, cuando uno va a la casa del otro y levanta el asiento del excusado con el pie para no tocarlo. Venían de entornos distintos. Tomaron un viaje con la mujer española y lo disfrutaron como parte de su despertar sexual. Ella los unió por un momento, luego desapareció, y ambos desaparecieron de la vida del otro. Y fue todo.