Agencias
Este lunes, Juan Ramón de la Fuente, enviado de México ante el Consejo de Seguridad ONU, señaló que la prosperidad y estabilidad política y social de Haití es un tema central para América Latina y el Caribe.
De la Fuente pidió al resto de países poner atención en Haití y colaborar para que sus ciudadanos tengan mayor calidad de vida, para que así también se eviten las migraciones masivas.
“El condenable asesinato del presidente Juvenel Moïse, el terremoto, y el paso del huracán Grace, son ciertamente desafíos para la consolidación de las instituciones en Haití. Crisis política, crisis ambiental, crisis social, crisis económica. México sostiene que es tarea inenudible que los perpetradores del asesinato del presidente Moïse, sean llevados a la justicia y que las investigaciones se conduzcan con total imparcialidad.
La situación humanitaria en Haití, como hemos escuchado, es realmente preocupante. En respuesta al terremoto del 14 de agosto y el paso del huracán, mi país ha enviado más de 2 mil toneladas de víveres, medicamentos y otros insumos médicos, y desplegó una brigada médica con más de 30 especialistas en salud.
El apoyo y cooperación de México con Haití, proviene de un compromiso al más alto nivel, y responde a nuestra tradición de solidaridad con la región y nuestra amistad con el pueblo haitiano. Evidentemente, persisten grandes desafios humanitarios en Haití.
Compartimos el llamado a redoblar esfuerzos para atender a las más de 650 mil personas que requieren asistencia y de igual manera es preocupante saber, que al menos 750 mil personas, incluyendo mujeres y niños, se encuentren en situación aguda de inseguridad alimentaria.
Tomamos nota de que la respuesta del sistema de Naciones Unidas a los desastres naturales, ha instrumentado lecciones aprendidas desde el terremoto de 2010, pero es necesario fortalecer más el componente de género en la respuesta humanitaria.
Notamos también el acuerdo político del 11 de septiembre, con el que se pospusieron las fechas para las elecciones, y consecuentemente, se postergo el derecho del pueblo haitiano a elegir a sus autoridades.
Un diálogo inclusivo entre todos los actores políticos, incluyendo a la sociedad civil, y con la participación de mujeres, es crucial para avanzar en el proceso democrático del país.
Haití necesita un gobierno que cuente con un claro mandato de su pueblo.
Otro tema crítico en Haití, al que es necesario ponerle más atención, es el impacto del tráfico de armas pequeñas y ligeras. La actuación de bandas criminales ha llevado al desplazamiento forzoso de 20 mil personas en Puerto Príncipe.
Producto de lo anterior, y de las diversas crisis a las que me he referido, a México han llegado de Haití cerca de 20 mil personas, que se encuentran actualmente en Chiapas. Hay más de 12 mil refugiados, y se estima que entre Colombia y Panamá, hay alrededor de 60 mil haitianos; muchos de ellos buscan llegar a los Estados Unidos.
Resulta imperante pues, instrumentar políticas para prevenir el comercio ilícito de armas y la trata de personas. Instamos a que en breve se adopte y aplique la Estrategia Nacional de Desarme, Desmovilzación y Reintegración. Reconocemos el trabajo de organizaciones, como el Centro Regional de Naciones Unidas para la paz, el desarme y el desarrollo en América Latina y el Caribe, y el Instituto de las Naciones Unidas para la investigación del desarme.
Este mes se cumplen dos años desde que se estableció la Oficina Integrada de las Naciones Unidas para Haití, la BINUH, la primera misión política especial establecida en el contexto de la reforma de paz y seguridad, promovida por el secretario general.
Mi país reconoce los retos multidimensionales a los que Haití se ha enfrentado, y precisamente, el diseño de BINUH, ha buscado atender las causas fundamentales que atentan contra la estabilidad y la gobernanza. Es por eso que México respalda el mandato de la BINUH, como parte integral del programa “Una ONU para Haití”. Pero sin instituciones sólidas en Haití, el progreso será solamente un espejismo.
Hoy Haití necesita más que nunca el apoyo de la ONU y de la comunidad internacional. Son tiempos de refrendar el apoyo a una población que ha mostrado una enorme resiliencia, pese a haber sido azotada por múltiples flagelos”.