El destino y rumbo que queremos para Oaxaca lo construimos todos

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Javier Chávez

Las expectativas creadas en el próximo gobierno son sumamente altas, como si ese anhelo de desarrollo y superación de las crisis de los últimos tiempos por fin pudiera resolverse; sin embargo, aunque se auguran cambios importantes, es preciso entender la participación que tenemos cada uno de nosotros dentro de este objetivo, tanto ciudadanía como gobierno.

Muchas de las problemáticas que enfrentamos se gestan desde la individualidad, a veces, como dicen, construimos nuestros propios males, por ello las y los ciudadanos debemos, más que nunca, tener presentes nuestras responsabilidades, para incentivar el reordenamiento social, con más acciones que nos favorezcan y menos protestas que desestablicen la paz sin dejar de exigir nuestros derechos. Pero está claro que, si seguimos teniendo una cultura de corrupción, desinterés e irresponsabilidad con el entorno natural y social, nuestra realidad no será diferente.

Por ello debemos tener muy claro cuál es el destino que queremos alcanzar y el rumbo que tomaremos para llegar a éste; partiendo de esto, nuestro destino es sin duda alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible de la agenda 2030, lo cual hoy es completamente inaplazable y que requiere de una planeación verdaderamente estratégica, bajo el entendido que no solamente se trata de la cantidad de recursos económicos para lograrlo, sino de la participación de sociedad civil y gobierno, dentro de la planeación y su correspondiente ejecución.

El primer paso puede ser trabajar con nuestro entorno más cercano, con acciones como separar los residuos, captar y almacenar el agua de lluvia e inclusive, plantar pequeños huertos de traspatio o jardines verticales; para después energizar nuestros hogares, con la colocación de paneles y calentadores solares. Estas acciones se pueden convertir en significativos actos, que nos acercan más a la construcción de una infraestructura inteligente y, además, sustentable, retable y eficaz.

Y en cuanto respecta al gobierno, le toca disminuir las brechas de desigualdad, dando mayor alcance, a los diferentes sectores de la sociedad, la posibilidad de resolver sus problemáticas cotidianas, desde la educación, empleo, vivienda, ingreso, hasta la giditalización del gobierno para eficientar los procesos burocráticos, tanto en las ciudades, como en los centros rurales, desvaneciendo gradualmente la brecha digital entre estas dos realidades, mediante la implementación de caravanas de servicios digitales que puedan acercar a la población todo un portafolio de trámites que son relativamente sencillos, pero necesarios: el catastro, el predial, las licencias de conducir, actas de nacimiento, matrimonio o defunción, agua y drenaje, derechos por servicios, etc. Esto podría traer grandes ventajas y beneficios no solo por la accesibilidad, sino que se adelgaza el gasto operativo de muchas áreas del gobierno, se desincentiva el coyotaje, así como la corrupción por la realización de tal o cual trámite, lo que se traduce en una mayor transparencia.

La conjunción de la participación de las y los ciudadanos y un gobierno eficiente, construirá un mejor presente y futuro para nuestro estado.