Carlos Loret de Mola/El Universal
1.- Qué fácil es meter a la cárcel a un rival. Para un presidente, lo difícil es encarcelar a quien ha cometido delitos en su propia administración, alguien de su equipo. Llevar a prisión a una figura del sexenio anterior lo han hecho muchos: está en el manual de culpar de todos los males al pasado. Yo voy a empezar a creer el discurso anticorrupción de López Obrador cuando encarcele a SUS corruptos. Porque hasta ahora, por más que se acumulan documentos, grabaciones y videos, siguen tan campantes Bartlett, Gertz, Pío, Martinazo, Esquer, etc. Siguen en la impunidad la Línea 12, los contratos para el AIFA con empresas fantasma, propiedades inexplicables en México y el extranjero, el dinero del Rey del Huachicol en Morena. Si Murillo fue negligente y no actuó para rescatar a los 43, ¿cómo queda Gatell con 600 mil muertos en la pandemia?
2.- La diferencia. Después de que el gobierno de López Obrador ofreció las conclusiones de sus cuatro años de indagatorias sobre Ayotzinapa, muchos señalaron que no había diferencia real con respecto a la “verdad histórica” de Peña Nieto. Hay una diferencia, y es tanto judicial como política: la aprehensión del exprocurador Murillo Karam y la metralla de órdenes de aprehensión contra autoridades civiles y militares de esa época. ¿Se sostendrán los casos? Eso es otro asunto.
3.- Gertz abre la puerta de la cárcel… para sí mismo. El fiscal Gertz Manero detuvo a un hombre que despachó en su misma oficina hace unos años. Después de lo que hemos atestiguado de Gertz este sexenio hay materia para que siga los mismos pasos que Murillo. No lo digo yo. Lo dice el que fue consejero jurídico y operador estrella de AMLO, Julio Scherer. Lo dice el que fue titular de la UIF y arma política favorita de AMLO, Santiago Nieto.
4.- Sale Rosario, entra Murillo. Hubo premura, improvisación y evidente enroque político. En la primera comparecencia judicial del exprocurador Murillo, el juez regañó a los representantes de la FGR porque no conocían el expediente. Los ministerios públicos confesaron ¡que no habían tenido tiempo de leerlo! No llevaban ni la carta de derechos a la hora de la aprehensión. “Es penoso”, dijeron.
5.- ¿Qué pasará con Harfuch? Es la gran estrella de la administración de la favorita del presidente, Claudia Sheinbaum; y a la vez, la Fiscalía lo acusa de formar parte del complot para esconder la verdad sobre los 43. Otra decisión política que tomar.
6.- El miedo de Jesús Ramírez. En la lista de funcionarios acusados de haber fabricado la “verdad histórica” figura Eduardo Sánchez, exvocero presidencial, que no hacía más que difundir las decisiones que se tomaban. ¿Qué le espera a Jesús Ramírez, mucho más poderoso e influyente que Sánchez, cuando se revise todo lo que ha fabricado López Obrador?
7.- Ángel Aguirre, de nuevo sobre la mesa. Otro que se pensaba fuera de peligro, está en la lista: el exgobernador Ángel Aguirre, que se autodenominó chivo expiatorio, al grado que el PRD en Guerrero ya quería buscar la exoneración de él y del partido.
historiasreportero@gmail.com