Alfredo Martínez de Aguilar
La muerte por separado de dos jóvenes mujeres tras abordar taxis en la Ciudad de México hace resurgir la rabia e impotencia general ante el creciente número de feminicidios y la violencia contra las mujeres en México.
El cuerpo de Ariadna Fernanda López apareció en Tepoztlán, Morelos, después de abordar un taxi en la Ciudad de México, y Lidia Gabriela Maldonado murió tras aventarse de un taxi, porque el conductor no la dejaba bajar.
El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública informó que entre enero y septiembre de 2022, en México se han registrado 695 feminicidios y durante el noveno mes del año se contabilizaron 78 casos.
El Estado de México encabeza la lista con 101 casos, Nuevo León con 79 casos y Veracruz con 55. Los municipios con más casos son Ciudad Juárez, Chihuahua, y Juárez, Nuevo León, ambos con 13 casos; después está Guadalupe, Nuevo León, con 11 casos; y Morelia, Michoacán, con 10 casos.
La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana federal presentó datos en los que se muestra que en septiembre se registraron 78 feminicidios, 7 más de los 71 reportados en agosto. El delito presenta un incremento luego de la caída que presentó en julio.
Los cinco estados con el mayor número de asesinatos en proporción a su población son, en orden descendente: Colima, Zacatecas, Baja California, Sonora y Morelos. Todos gobernados por Morena y los jefes de Policía son militares.
La violencia y feminicidios no son ajenos a Oaxaca. De acuerdo con la agrupación feminista Ges Mujer, hasta el 31 de octubre, 702 oaxaqueñas han sido asesinadas en lo que va del sexenio de Alejandro Murat Hinojosa, de las cuales, 120 se han registrado en este 2022.
El creciente número de mujeres agredidas, violadas, asesinadas, feminizadas y desaparecidas, forman parte de una macabra danza de sangre y muerte, cuyas elevada cifra, irónica y cruelmente, poco o nada dicen a la mayoría de la población mexicana.
Hasta ahora, los diversos programas y acciones de los tres órdenes de gobierno, federal, estatales y municipales, han sido ineficaces e ineficientes, toda vez que no han conseguido frenar la espiral de violencia, asesinatos de mujeres y feminicidios en el país.
Los esfuerzos de unos y otros gobiernos se estrellan contra la omisión y negligencia por las amplias redes de complicidad, fincadas en la corrupción, lo que ha traído consigo una inocultable impunidad que lastima profundamente el tejido social.
En tales condiciones, una de las principales prioridades del nuevo gobierno de Oaxaca, encabezado por Salomón Jara Cruz, debe ser combatir la violencia, los asesinatos, feminicidios y desapariciones de mujeres en las diversas regiones del estado.
Especial atención debe merecer esta problemática por parte de las mujeres que conformen el gabinete legal y ampliado de manera paritaria, por obligada sororidad con las mujeres oaxaqueñas, dada la oportunidad de servir que les brinda la vida.
@efektoaguila
