Moisés MOLINA
La escuela de derecho más antigua del mundo es la de Perugia, Italia.
Y es que válidamente podemos decir que Italia es la cuna de la ciencia jurídica.
Ahí se asentó la antigua Roma y ahí (con las Catilinarias) forjó su leyenda Marco Tulio Cicerón, el jurista con la más grande dimensión histórica inmortalizado por Taylor Caldwell en “La columna de hierro”, obra de lectura obligada para todo jurista.
Junto con España y Francia, Italia es nuestra patria jurídica.
El Derecho mexicano pertenece a la familia del Civil Law que tiene su raíz más profunda en el Derecho Romano.
En distintas materias, pero especialmente en el Derecho, la mayoría de nuestros desarrollos teóricos e institucionales nos vienen de Europa, y los italianos han sido fecundos y persistentes maestros y creadores del Derecho como ciencia.
Esta semana estuvo en Oaxaca el Rector de la Universidad de Perugia, Maurizio Oliviero.
Vino a supervisar personalmente la buena marcha de la Maestría en Derecho Judicial que Perugia está llevando a cabo con el Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca, por iniciativa de nuestro magistrado Presidente Eduardo Pinacho.
Una treintena de colaboradores del Poder Judicial de Oaxaca, preponderantemente juzgadoras y juzgadores estamos ya cursándola cada fin de semana.
Y tenemos la alta responsabilidad de asegurar su viabilidad con nuestro desempeño.
Es una Maestría de alto rendimiento y con los más altos estándares académicos.
Y en ella se enseñan y se refuerzan los conocimientos, las aptitudes y las habilidades que todo juzgador debe tener para dar en la práctica ese gran salto que dio México en la gran reforma en materia de derechos humanos de 2011.
Hoy todas y todos los juzgadores somos ya jueces constitucionales. Y es algo que no se acaba de entender.
Naturalmente los grandes cambios que operan por vía de reformas constitucionales aterrizan lento en la realidad.
Y cuando hablamos de impartición de justicia, debemos tomar en cuenta el enorme esfuerzo y capacidad de aprendizaje y adaptación que implica desaprender lo viejo y empezar desde cero con las nuevas reformas.
Las primeras décadas de este nuevo milenio han sido de cambios de paradigma.
Y corresponde a la actual generación de juristas (jueces, académicos, investigadores, profesores, fiscales y litigantes) operar esos cambios de época.
En su cátedra magistral, el Dr. Oliviero dijo que el futuro de la ciencia jurídica está en América Latina.
Y por ello, Perugia, tan escrupulosa a la hora de firmar convenios con otras instituciones volteó la mirada a Oaxaca que, con programas como esta maestría y una próxima con Girona, quiere convertirse en el centro de formación y de discusión jurídica de México y de América Latina.
*Magistrado Presidente de la Sala Constitucional y Cuarta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca