ERNESTO REYES
El mes de la mujer cerró en Oaxaca, con la discusión abierta en temas de género. Mientras, el gobierno de la 4T hace desesperados esfuerzos por desligarse de señalamientos graves, por parte de colectivos feministas, de encubrir a presuntos violentadores de mujeres que se esconden en el servicio público. Nadie los quiere.
Desdeñando el peso de la conversación pública, se ha dejado correr el tiempo que en política es clave, para corregir visiones patriarcales que estarían dejando huérfana la voz oficial que, sin pretenderlo acaso, concede razón a quienes le acusan de proteger a individuos acusados de violaciones de derechos de mujeres.
Uno es el caso del tal Donato, flamante pacificador y voraz consumidor de bebestibles, herencia nefasta del INPI; pero igual puede ser el policía o inspector que zarandeó a Lorena; el que golpeó, gaseó o jaloneó a manifestantes serranos… a vendedoras ambulantes irregulares. O al exdiputado mixteco que, con todo el poder del dinero, se burla de la justicia, y se siente a un paso fuera de la cárcel. Por cierto, Tanivet está sobre un manto salado que corre e interna sus olores nauseabundos, aguas abajo, en las proximidades de los poderes del Estado, para enfilarse al río de los desechos en que está convertido el Atoyac.
Frente a estos abusadores, además de malos policías de conductas procaces que se observa en las redes, unas horas antes de la semana, donde es tradición el arrepentimiento de nuestros pecados, se aprueba una reforma que mandata “suspender los derechos o prerrogativas de ciudadanos por tener sentencia firme por la comisión intencional de delitos contra la vida y la integridad corporal, contra la libertad y seguridad sexuales, el normal desarrollo psicosexual, por violencia familiar, familiar equiparada o doméstica y violación a la intimidad sexual y por violencia política contra las mujeres en razón de género, en cualquiera de sus modalidades y tipos”.
Un verdadero triunfo de las mujeres y de 455 voluntades en la cámara federal de diputados, que dio visto bueno al dictamen en materia de suspensión de derechos para ocupar cargo, empleo o comisión del servicio público a quien haya sido declarada persona deudora alimentaria morosa. Y en estos supuestos, esta persona no podrá ser registrada ya como candidata para cualquier cargo de elección popular, ni ser nombrada para alguna función pública.
El dictamen que corre trámite al Senado de la República para sus efectos constitucionales ha sido conocido como la iniciativa “3 de 3”, lineamiento ya utilizado durante el proceso electoral de 2021. El Congreso de Oaxaca ha hecho su parte en el mes de febrero; nadie le regatea el mérito, aunque la mollera diputadil no lo alcance a dimensionar y deje hablando solas a legisladoras que no son de su preferencia.
Pero habrá quienes piensen que esta iniciativa de igualdad sustantiva estaría cometiendo alguna injusticia contra el sexo masculino. Esta reforma no es punitiva – ha explicado la oaxaqueña Aleida Alavés Ruiz- pues no vulnera los derechos de nadie. Solo se limita el acceso a los cargos públicos y de poder a quien esté sancionado por autoridad judicial.
El mensaje es claro, dicho en palabras de la legisladora morenista, para los nonatos que en esta tierra de “guelaguetza” y “gozona” se abstienen de sostener posiciones a favor de las mujeres, “no sea que en una de éstas deveras se empoderen”, han dicho en voz baja. Es momento de que las mujeres hagan valer más fuerte sus derechos en esta sociedad machista: “tolerancia cero a la violencia de género”.
Y a los violentadores cerrarles las puertas, expulsarlos, estén donde estén y aunque sean los más “eficaces” para arreglar conflictos, además de resistentes al ayuno comestible, nunca al líquido; como los casos del fallecido diputado “Pancho cachondo”, conocido por sus excesos en el alcohol y escándalos subidos de tono; o el otro, preso ya, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, hijo del zar de la basura y exdirigente priista capitalino, quien condicionaba a mujeres para trabajar en una red de prostitución; imitado tanto allá como acá por quien, con denuncia en contra por violencia de género, sigue “sacrificándose” por un “proyecto” de transformación, que no es el de quienes votamos entusiastamente en junio pasado.
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Buenas noticias: que ya no estarán Lorenzo Córdova y Edmundo Jacobo en el INE; y, aunque sujeto a prueba si fue acertada la elección de Guadalupe Taddei Zavala, al frente del órgano electoral y otros tres consejeros y consejeras, hay una mejor sensación en el imaginario político.