Francisco Alejandro Leyva Aguilar
Cuando digo que hay un libreto que siguen todos los países con regímenes populistas, lo digo literalmente. Son los protocolos de Sao Paulo que son el algoritmo suficiente para la dominación de masas y su adoctrinamiento.
Nacido en la mente siniestra de Fidel Castro y adoptado por regímenes como el del venezolano Hugo Chávez Frías, comandante supremo de los ejércitos bolivarianos de América, el populismo me parece que es un virus auto-contenido que está haciendo implosión porque en sus protocolos no saben qué hacer con una profesión que les incomoda mucho y que es el periodismo.
En el XI Festival GABO, celebrado en la tierra natal del periodista Colombiano Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, centenares de periodistas se dieron cita de manera presencial y virtual para apoyar al colega guatemalteco José Rubén Zamora Marroquín fundador de los periódicos Siglo Veintiuno y “elPeriódico” allá en su natal Guatemala.
José Rubén Zamora instauró en Guatemala un periodismo que se hacía poco, pero que tocó las fibras más sensibles del gobierno guatemalteco porque de dedicó a investigar y a publicar la corrupción en su país y eso le valió que el gobierno, lo condenara a 6 años de prisión en un juicio lleno de irregularidades.
Fue allanada su casa e incautadas las cuentas bancarias de los periódicos que él fundó y todo eso en la era de la inmediatez de la información que, de alguna manera indignó a los periodistas del mundo y especialmente a los de Latinoamérica.
José Carlos Zamora, hijo del periodista encarcelado, dijo que el de su padre “es un caso absurdo, insensato y difícil de entender, pero es muy claro de donde viene”, además decodifica que la acción tiene como sentido “mandar un mensaje a todos los periodistas que hacer periodismo es un crimen”.
De su lado, el periodista nicaragüense Carlos Fernando Chamorro, exiliado de su país por el régimen de Daniel Ortega dijo que “hoy en Nicaragua hay una criminalización total del periodismo y de la libertad de expresión”, además consideró que el caso de Zamora “es esencialmente un caso político para mandar un mensaje”.
También la periodista mexicana Carmen Aristegui expresó su preocupación en el caso de Zamora Marroquín al expresar “muchísimos periodistas se preguntarán ¿qué me puede pasar a mi, si José Rubén Zamora está en la cárcel?”, el mensaje dice Aristegui “es siniestro… genera autocensura, limitación y miedo, además lamentó que en Guatemala y en toda la región -incluido México- se está expandiendo una estrategia política donde se coloca al periodismo como enemigo.
El XI Festival GABO versó sobre los límites del humor y la ofensa, el periodismo de opinión y cómo combatir la desinformación, así como talleres de podcast y guión, tuvieron espacio en este importante festival en honor a uno de los periodistas más reconocidos de Colombia que vino a México a vivir y en donde decidió quedarse hasta su muerte el 17 de abril de 2014 en su casa de Coyoacán.
El periodismo como profesión, implica un ejercicio de inminente inteligencia, me parece que como pocas profesiones y el periodismo libre mucho más porque el periodista debe pensar en la estructura de su nota investigada, pero también en las consecuencias de publicarla porque de por medio puede estar su libertad o su propia vida.
A Aristegui le faltó ser mas enfática en lo que sucede en México. Si en la Colombia de los años 80, quien ejercía el poder era el narcotráfico y Pablo Escobar Gaviria en específico y desaparecía periodistas y hasta medios completos de información como el Tiempo de Bogotá, en México estamos padeciendo un peligro más terrible que en esos años.
No tendremos bombazos a los periódicos, ni explosiones de aviones -aún- pero vivimos en un narco estado donde la voz del “presidente” así en minúsculas y entre comillas, en sus mañaneras atacando a los periodistas, es una orden para el crimen organizado y por eso hemos visto incluso que han matado a colegas que fueron a pedir la ayuda del gobierno.
Ejercer el periodismo libre en nuestro país, es un deporte de alto riesgo al que no podemos renunciar porque es mucho más grande el compromiso con el país que con nuestra integridad, por eso han muerto en México en lo que va del sexenio 52 periodistas que no aparecen en los registros y estadísticas del gobierno.
Desde 2019 el gobierno de López ha dejado de hacer pública la información sobre periodistas asesinados o desaparecidos y de promotores de los Derechos Humanos y Ecologistas ¿por qué?, porque la opacidad es algo que define muy bien al sistema corrupto y asesino de López Obrador, él quisiera más Lord Molécula en su mañanera que periodistas críticos, porque le encanta la adulación zalamera.
No es una opción entonces quedarse callados o auto censurarnos, al contrario, hay que señalar la corrupción, esté dónde esté, no importa que no le guste o no al régimen, para eso somos periodistas.
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