En los últimos seis años, de acuerdo con la medición de peso y talla de infantes de 10 años en las unidades de primer nivel de atención de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), se registró un incremento en la prevalencia del cinco por ciento de obesidad infantil.
Así lo informó la jefa del Departamento de Atención a la Salud de la Infancia y Adolescencia de los SSO María Lorena Castellanos Santiago, quien detalló que en este regreso a clases es importante fomentar el autocuidado, hábitos saludables, mantener un cuerpo sano y evitar conductas de riesgo en las niñas y niños.
Además de cuidar los alimentos que se incluyen en el lunch escolar y no dotar de productos con un alto valor calórico que carecen de nutrientes.
La alimentación en las primeras etapas de la vida debe ser saludable y equilibrada, que incluya verduras, frutas, cereales naturales, leguminosas o productos de origen animal que aportan proteína, hierro y fibra; agua simple, sin bebidas edulcoradas.
La funcionaria recalcó que se debe fomentar la actividad física diariamente y reducir el tiempo de uso de dispositivos electrónicos. “Se les debe dar un buen ejemplo en los hogares, las personas menores de edad tienden a repetir los patrones de mamá y papá”, señaló.
Indicó que si en la infancia se presenta sobre peso existe mayor probabilidad de padecer en el futuro presión arterial y colesterol alto, esto lleva a una patología cardiovascular, mayor probabilidad de intolerancia a la glucosa, resistencia a la insulina y diabetes tipo 2; de ser adultos con obesidad se pueden tener problemas respiratorios como asma, apnea de sueño y padecimientos del hígado.
Señaló que también la obesidad infantil está directamente relacionada con la ansiedad, depresión, baja autoestima y problemas sociales como el bullying o acoso escolar.
De ahí que las unidades médicas, a través de intervenciones directas de detección, diagnóstico, monitoreo, capacitación y referencia a los servicios médicos de segundo nivel, refuerzan acciones para evitar y controlar estos padecimientos en la población infantil.
Sin embargo, para revertir la incidencia de casos es necesario contar con la colaboración de las familias para incentivar en los hogares hábitos saludables.
Recomendó no brindar a la población infantil productos que contengan azúcares, saborizantes industrializados, procesados y sin fibra, ya que una mala alimentación puede tener consecuencias en el rendimiento escolar, dificultad para concentrarse, fatiga y somnolencia, así como problemas de conducta, baja estatura, entre otros.