Alfredo Martínez de Aguilar
Traicionando abiertamente el lema del PRI “democracia y justicia social” más de cien trabajadores del partido tricolor en Oaxaca viven un cruel e injusto drama humano con una amarga Navidad.
Carmela Ricárdez traiciona a Xóchitl Gálvez. Por su entreguismo a Morena rechaza firmar y presentar ante el INE las denuncias por actos anticipados de campaña contra los aspirantes
guindas en Oaxaca.
Carmela es dirigente espuria por ilegítima, al ser impuesta por el líder nacional del PRI Alito Moreno, a petición de Cristina Díaz, dirigente de la CNOP, a quien pagó un viaje a África.
Una de sus primeras acciones entreguistas fue retirar a los representantes electorales del PRI en el Comité Estatal del ex Frente Amplio por México (FAM), hoy Fuerza y Corazón por México (FCMX).
El retiro de Orlando Acevedo y Edwin Vásquez no es asunto menor; documentaban denuncias del PRI contra Morena por actos anticipados de campaña de sus aspirantes a candidatos en Oaxaca.
Informada debidamente de la falta de liderazgo, soberbia excluyente y del conflicto personal con Perla Woolrich, dirigente estatal del PAN, Xóchitl Gálvez canceló su segunda visita a Oaxaca.
Los trabajadores son víctimas de condenable acoso y explotación laboral, con jornadas por más de 12 horas. El robo de su salario permitió a Carmela llevarse presuntamente 700 mil pesos el primer mes.
La falta de sororidad por el despotismo y constante maltrato de Carmela Ricárdez se configura como violencia de género contra las mujeres trabajadoras del Comité Directivo Estatal del PRI.
Para nada le ha importado que en muchos casos, especialmente de varias mujeres, su añeja antigüedad, al dedicar toda su vida a laborar de manera institucional en el CDE del PRI.
Particularmente, se ha ensañado con B, E, D, P y R, mujeres divorciadas, con esposos enfermos y madres solteras con varios hijos, urgidas de laborar, a pesar del robo del salario que percibían.
Con el pretexto que “Javier Villacaña solo me dejó 14 pesos”, la ex dirigente de la CNOP en la que recibía mensualmente 100 mil pesos, redujo de 3 mil a 5 mil pesos a los más de cien trabajadores.
Ante esta injusticia laboral tipificada como violencia de género, es urgente la intervención de las instancias gubernamentales locales y federales para que no quede impune este grave delito.
El exdirigente estatal del PRI, Javier Villacaña Jiménez, no dejó pendiente ninguna deuda, en virtud que durante su gestión pagó 2.5 millones de pesos de multas del INE que heredó de Eviel Pérez.
Además, el expresidente municipal de Oaxaca de Juárez dejó etiquetado el pago de salarios, aguinaldos y demás prestaciones, aunque su sucesora insista en decir que “solo dejó 14 pesos”.
Con evidente actitud por demás soberbia, arrogante y excluyente, que no suma y, por el contrario, resta y divide, corrió del CDE del PRI a Tony Reyes, uno de sus principales operadores políticos.
Lo mismo hizo con otras profesionales priistas, a quienes exigió “regala tu trabajo al Comité Directivo Estatal del PRI como lo haces con las organizaciones que apoyan a Xóchitl Gálvez”.
Como “chiva en cristalería”, desde su cuestionada imposición como presidenta del CDE del PRI genera conflictos innecesarios, al dividir y enfrentar a las reducidas filas priistas en el estado.
Con actitud sectaria apoya, en cambio, a las dirigentes del OMPRI y del Movimiento Territorial, a quienes entrega 50 mil pesos mensuales, a pesar de que no han realizado ningún trabajo.
Así las cosas al interior del menguado PRI la desmedida ambición de Carmela Ricárdez pulverizan y sepulta al Partido Revolucionario Institucional en Oaxaca para consumar la entrega a Morena.
¿Con el agravamiento de la degradación de la política en Oaxaca, terminará Carmela Ricárdez poniendo el último clavo y echándole el último puño de tierra al ataúd del PRI en junio? (Continuará).
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