¿UN MÉXICO DIVIDIDO?

0
1155

Claudia Galguera

El clima actual de la política en México, pareciera que sufre hoy, su más profunda división. Por un lado, tenemos a más del 60% del país decidido por la continuidad de la 4T, por entregarle el poder del rumbo de una nación a una sola visión de país, depositando en esta, el futuro de las y los mexicanos. Por el otro, una perspectiva que poco conoce de cómo hacer oposición, montada en su privilegio y que se rehusa a hacer un autoanálisis de lo que, ellos y sus representantes políticos, hicieron mal para ser desdeñados en los pasados comicios.

Sin embargo, aún cuando la idea de una polarización cada vez se clava más en nuestro imaginario colectivo, la realidad vislumbra otra cosa. Los resultados son aplastantes, con casi 36 millones de electores a favor de Claudia Sheinbaum, con un Congreso con mayorías del oficialismo y con las pugnas distritales locales y varios municipios ganados por MORENA y aliados; pareciera que esa “división” a la que apelan muchos, no es tan evidente.

La determinación de la mayoría se fue hacia un solo camino: la continuidad. Una continuidad que también lleva consigo su buena dosis de castigo a los regímenes predecesores que poco pudieron hacer por la ciudadanía que constantemente les pidió una digna representación a la hora de tener el poder, pero que incluso, cuando les tocó ser oposición, no pudieron con el paquete.

Sin duda, hoy es un buen momento para replantearse cosas, cosas importantes que lleven consigo una buena carga de autocrítica, haciendo que la vida cíclica de la política, siga su curso, porque ningún oficialismo es para siempre y ningún poder es infinito. Pero quienes hoy forman parte de cotos de resistencia, deben permanecer como figuras maduras, responsables y capaces para llevar a cuestas una tarea que suena dificil, pero que siempre se ha podido hacer.

Es hora de acabar con los esquiroles que nada abonan a una verdadera oposición, generar nuevos cuadros políticos, mejores plataformas, con un constante acercamiento a la gente, partidos a ras de piso, que gasten las suelas y las ideas por igual, fungiendo como verdaderas voces de los permenetes y, seguramente en constante crecimiento, insatisfechos con este gobierno.

Ahí es donde, opciones como Movimiento Ciudadano o las candidaturas independientes, pueden jugar un papel fundamental, siendo alternativas a un régimen que seguramente se irá desgastando y perdiendo adeptos, y a un débil oposición que se encuentra en su etapa terminal.

¿División en México? Al estudiar los resultados del 2 de junio, pareciera que no mucha. Solo una esencial e histórica lucha por el poder que hoy necesita de buenos contrincantes que sumen a la vida democrática de este país que pareciera que se unde en el unipartidismo, pero que es solo una etapa -y ya conocida- en el proceso natural de nuestra vida política.