Claudia Galguera
El regreso a clases puede ser un momento emocionante pero también estresante para los infantes y adolescentes, y es aquí donde las madres y padres jugamos un papel fundamental en brindar apoyo emocional para que esta transición sea más llevadera.
En esta etapa es muy común que las hijas e hijos experimenten ansiedad, nerviosismo o emoción ante un nuevo ciclo escolar, sin embargo, si los escuchamos y validamos sus emociones se sentirán comprendidos, preguntarles cómo se sienten sin juzgarlos y qué expectativas tienen nos ayudará a abrir un canal de comunicación.
Por otro lado, ayudarles a estructurar su regreso a clases es vital, el establecimiento de rutinas proporciona seguridad y orientación. Ellas y ellos vienen de un desfase en sus horarios por vacaciones, por lo que dormir lo suficiente algunos días antes del arranque será de mucha ayuda para ajustar sus horarios. De igual forma, mantener horarios regulares de estudio y tiempo libre, y preparar juntos el regreso a clases son maneras de crear un entorno predecible que puede reducir la ansiedad que volver a las aulas genera, tanto a los padres como a las hijas e hijos después de un largo periodo vacacional y más aún cuando van a cambiar de nivel, por ejemplo, de primaria a secundaria o preparatoria.
Se habla mucho sobre el cuidado de la autoestima, y si, el reforzamiento de este aspecto es vital, especialmente si enfrentan desafíos académicos o sociales. Si reconocemos sus logros, por pequeños que sean, y les enseñamos a manejar el fracaso como una oportunidad de aprendizaje, estaremos aportando grandemente a su sólido desarrollo emocional.
De lado de las madres y padres, muchas veces las actividades laborales no nos permiten mostrar interés en la vida escolar de nuestras hijas e hijos, sin embargo es algo que de igual forma les proporciona certeza y tranquilidad, ya que participar en actividades relacionadas con la escuela y conocer a sus profesores y amigos les genera una sensación de apoyo continuo, por lo que darse una vuelta por el colegio, tanto papás como mamás, a ellas y ellos les ayuda a sentirse más seguros y conectados y a nosotros nos permite conocer el entorno que viven diariamente y es una gran parte de sus vidas.
Por último, las madres y padres tenemos la enorme tarea de enseñar a nuestras hijas e hijos habilidades de resolución de problemas y fomentar su independencia, lo que les ayudará a enfrentar las dificultades que puedan surgir durante el año escolar. Ser sus guías en cómo manejar conflictos y tomar decisiones fortalecerá su capacidad para lidiar con situaciones desafiantes, haciéndoles saber que nos encontramos ahí a una distancia propicia para auxiliarlos.
Apoyar emocionalmente a nuestras hijas e hijos en el regreso a clases implica escuchar, guiar y estar presentes en su vida escolar. Este apoyo no solo facilita su adaptación al nuevo ciclo, sino que también contribuye a su bienestar emocional y desarrollo personal. Ser padres parece ser una actividad básica y natural, y lo es, sin embargo, requiere de compromiso y entrega, así mismo de una gran sensibilidad para entender cada etapa de nuestras hijas e hijos y saber cómo estar para ellas y ellos en cada momento de su vida.