Por: Reyna Haydée Ramírez
CIUDAD DE MÉXICO.- A cien días de vivir indiferencia, acoso, intimidación y agresiones de policías, militares y funcionarios públicos por protestar en Palacio Nacional, Liliana Altamirano obtuvo un amparo para continuar su manifestación pacífica en ese lugar que es la residencia y despacho oficial del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En la solicitud de amparo narra lo que le ha sucedido en cien días: acoso psicológico, golpes, empujones, esconderle sus lonas, hasta la indiferencia de funcionarios.
Llegó huyendo de su natal Oaxaca y todos los días llega y coloca sus mantas y carteles en demanda pacífica de justicia, recalca, y cuando puede, salta vallas y burla guardias para hacerse escuchar por cuanto funcionario o personaje entra a Palacio. Así logró hablar con la presidenta electa Claudia Sheinbaum, el 10 de junio que fue a saludar al presidente recién ganada la elección.
En casi cuatro meses, en tres ocasiones ha visto salir al presidente López Obrador, sin poder hablar con él.
“Con fecha 17 de junio, 21 de junio y 5 de julio del 2024, cada que sale por la puerta ocho, muy rápido en su auto, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador intento llamar su atención para que me escuche, pero ha sido imposible”, expresa.
En esta semana, dice, se enteró que en Palacio buscan librarse de ella y -como es abogada- se le ocurrió solicitar un amparo. Y le concedieron una suspensión provisional.
“Hoy 20 de agosto del 2024, me enteré que personal de Palacio Nacional conjuntamente con policías y granaderos están tramando llevarme arrestada y violentarme para asustarme y así no regresar a manifestarme”, explica en su petición de amparo.
El jueves 22 de agosto, alrededor de las 10 y media de la mañana, sorprendió a los guardias con su amparo y logró entrar por Corregidora hasta la mismísima puerta que usa cotidianamente el presidente López Obrador.
Los policías de la Ciudad de México, consultaron a sus superiores por teléfono y les dijeron que la dejaran pasar. Los militares trataron de impedirle colocar sus carteles en las vallas de la puerta, y aunque sufrió empujones, logró hacer valer el amparo.
Desde el otro lado de la calle Corregidora, detrás de más vallas, transeúntes y otros mexicanos que a diario buscan ver al presidente o algún funcionario para pedir ayuda con sus casos, miraban sorprendidos. se preguntaban no cómo entró, sino cómo logró colocar sus carteles en la mera puerta del Presidente y sus invitados.
En México denunciar corrupción te convierte en perseguido
Liliana era gerente de una sucursal de una dependencia estatal llamada Monte de Piedad en su natal Oaxaca, a principios del 2023 detectó un presunto acto de corrupción de una cajera y lo denunció a sus superiores.
“Desde el pasado enero del 2023 hice saber a las autoridades de la dependencia pública estatal, los actos de corrupción de una persona de la sucursal a mi cargo… por no ser parte de esa corrupción (recibí) gritos, amenazas”, expuso.
Sus jefes, dijo, en lugar de actuar en consecuencia, empezaron a hostigarla y le ofrecieron dinero para que se callara, incluso uno de ellos le confesó: “Que mi error más grave fue denunciar la corrupción… que por su experiencia en estos casos, es mejor callar para no tener problemas”.
Liliana indica que no aceptó retirar las denuncias y tuvo que salir de Oaxaca.
“Las amenazas han incrementado al grado que he tenido que salir huyendo de mi Estado por miedo a que me suceda algo, por atreverme a denunciar perdí mi trabajo, fui expulsada violentamente e injustamente”, expone en un escrito dirigido al presidente López Obrador.
Su denuncia causa penal 1243/2023, carpeta de investigación 18698/FMUJ/USEX/2023, quedó asentada por los delitos de hostigamiento sexual, intimidación, coalición de los servidores públicos y cohecho contra dos funcionarios, que asegura son protegidos por el gobernador Salomón Jara.
“Múltiples escritos le he hecho llegar, fueron cuatro escritos detallados, el gobernador sabe del tema, cuando le mando los audios donde estos funcionarios me intentaron sobornar para retirar las denuncias, él pide informes.
“En su momento hablé con el Consejero jurídico, Geovany Vásquez, él le habló en mi cara al funcionario (del Monte de Piedad) que parara de amenazarme. También el secretario de Gobierno, Jesús Romero, dijo que analizaría el tema. Y nada”, recordó Liliana.
En noviembre del 2021, en una gira por Oaxaca, el presidente López Obrador se refirió a Salomón Jara como su amigo. Eran tiempos de perfilar al candidato a Gobernador.
“Conozco a Salomón, recorrí con él y con Gabino (Cué, ex gobernador), en su tiempo, todo Oaxaca, y le tengo aprecio y conoce todo Oaxaca y es mi amigo”, dijo el presidente el 29 de noviembre del 2021.
En enero del 2023, cuando Liliana hizo su denuncia, Salomón Jara tenía menos de un mes en el cargo y justo en esas fechas, en otra gira por Oaxaca, el presidente López Obrador lo elogió, pero le dijo que no tenía derecho a fallarle a los oaxaqueños.
“Conoce muy bien Oaxaca, viene de las entrañas del pueblo,le tenemos toda la confianza, no tiene derecho a fallar, tiene que estar a la altura de las circunstancias, imagínense gobernar Oaxaca, la tierra que vio nacer al mejor presidente México, Benito Juárez”, dijo López Obrador el 14 de enero del 2023.
Apenas a un año y medio de gobierno, el pasado 21 de junio, Jara fue abucheado por los oaxaqueños en la inauguración del Corredor interoceánico del Istmo de Tehuantepec, evento que presidió el presidente López Obrador y la presidenta electa Claudia Sheinbaum.
Los gritos de la gente, de “Fuera, fuera”, se cruzaban con sus palabras de bienvenida a López Obrador y Sheinbaum.
Cómo se disuade a un manifestante en Palacio
En cien días, Liliana ha documentado en vídeo, audio y documentos, cómo -en su caso y algunos otros- se disuade o se intenta disuadir a un manifestante en Palacio Nacional.
Primero, como a todo manifestante que llega a Palacio Nacional, lo mandan de un lado a otro, a oficinas de Gobernación en Bucareli, a Seguridad Pública en Constituyentes, a la Comisión de Atención a Víctimas en Urraza, la Conavim en Narvarte, o a la CNDH. Incluso con sus vecinos de la Suprema Corte de Justicia. Hasta que te dicen que vayas a tu Estado, en el mejor de los casos que ya hablaron con tu Gobernador.
“Si aquí en México me siguen diciendo que es tema de Oaxaca, ¿A dónde voy?”, dice desvalida, porque acusa amenazas y protección a los funcionarios que denunció.
Cuando vuelves, porque la Justicia es lenta y poco o nada se te resuelve en esas oficinas, menos en tu Estado, funcionarios de Atención Ciudadana o de otras áreas de Palacio, salen con diversos argumentos, en algunos casos son condescendientes.
En su amparo transcribe las frases que le han dicho para disuadirla de manifestarse: “Que ya por favor entendiera que no me resolverán nada ahí”, “que no fuera terca, que sólo perdía el tiempo”, “que el presidente de la República no me haría caso, que tiene otras ocupaciones, que yo no importaba”.
Contó que al mes de protesta, el 21 de junio, un funcionario que no le dio su nombre, pero le dijo que era muy cercano al presidente, intentó convencerla de retirarse, mencionándole a la reportera Lourdes Maldonado y su asesinato en Tijuana, Baja California.
“Me dijo que si (el Presidente) no le hizo caso a una reportera que fue a la ‘Mañanera’ que dijo que la estaban amenazando, menos me haría caso a mí, que no soy nadie. Que si me mataban yo me lo había buscado, que él dentro de Palacio ya había escuchado decir que no me hicieran caso.
“Busqué en Internet la nota de la reportera que decía y decía en el Internet que cuando regresó la reportera a su estado, después de exponer su caso de amenazas en la ‘Mañanera’, había muerto, la mataron violentamente”, así lo narra Liliana al Juez de Distrito.
El 4 de julio, explica en el escrito, le quitaron sus mantas de las vallas de seguridad, aprovecharon un momento que ella fue al baño.
“Cuando vi que ya no estaban, me desesperé mucho, empecé a gritar a lo lejos, ya que nos separaban las vallas, al personal de la Guardia Nacional, ellos me ignoraron.
“Llevaba 53 días ahí, sin ser escuchada, ahora era violentada, me salté la valla y a media calle, empecé a gritar, a llorar, se me acercaron policías diciéndome que me arrestarían, me lastimaron por la fuerza que pusieron en desalojarme”, señala.
La suerte le ayudó a recuperar sus lonas y carteles, ella no sabía, pero estaba por llegar a Palacio Nacional Rosa Icela Rodríguez, la secretaria de Seguridad Pública. A los militares y policías, apenas les dio tiempo de calmarla y sacarla de Corregidora.
“Eso era el temor de los granaderos y policías, al verme que estaba en medio del paso, llorando desesperadamente, me dijeron los policías que ya habían encontrado mis lonas (mágicamente), me paré, me dieron mis lonas y a los cinco minutos llegó la Secretaria”, cuenta en su escrito.
Además citó el artículo 6 Constitucional que violan en Palacio al impedirle la libre manifestación de sus ideas.
“En Palacio Nacional me ha sido vulnerado mi derecho a la manifestación, me han mandado amenazar, los granaderos me han violentado física y psicológicamente, me han tirado mis lonas donde expreso mis ideas, esto lo compruebo con vídeos que aporto como pruebas”, indica.
Cien días de oídos sordos
Liliana ha repartido copia y documentos de su caso a todos los funcionarios con los que ha podido hablar, pero ninguno, le ha dado respuesta a su demanda de justicia de su caso que está estancado en la fiscalía de Oaxaca.
Ha logrado hablar incluso con la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, que la escuchó. Solamente. Igual que el personal de la Secretaría de Seguridad Pública y de Atención Ciudadana.
En el caso de la presidenta electa le ofreció revisar su caso, pero no pasó de una llamada de parte de ella, les mandó la información por mensaje, que ya no le responden.
“Como acto de desesperación salté la barda para poder hablar con ella, me enorgullece que sea una mujer después de 200 años, le creo cuando dice que llegó ella a la Presidencia y llegamos todas.
“Hasta hoy 11 de julio del 2024 no he vuelto a saber de ella ni de la respuesta, ni de seguimiento, ni responden mis mensajes”, expuso Liliana en su amparo.
El mismo día que vio a la presidenta electa, logró hablar con la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde.
“Me pidió un teléfono, me dijo que me llamarían, pero eso nunca pasó”, expresa.
Personal de Ayudantía del presidente recibió también sus escritos donde resume su caso y nada.
¿Qué pide Liliana?
Protección física como víctima, que se le respeten sus derechos laborales y se le indemnice justamente. Que se le garantice que puede volver a trabajar sin temor.
Liliana se recupera de cáncer, eso le impide pasar día y noche en plantón, explica, por eso va y viene todos los días, y seguirá con su manifestación en la puerta 8, por donde entra y sale el presidente hasta que logre escucharla. Hasta obtener justicia.
Imágenes: Reyna Haydeé Ramírez