Por Claudia Galguera
El emprendimiento en México es una actividad llena de oportunidades, pero también de retos significativos, la realidad es que abrir un negocio y operarlo no es como lo pintan, especialmente cuando se trata de enfrentar los procesos burocráticos. La burocracia puede ser un obstáculo considerable para los emprendedores, afectando tanto el tiempo como los recursos necesarios para iniciar y operar un negocio.
Uno de los principales desafíos que enfrentan los emprendedores en México es la complejidad y lentitud de los trámites legales y administrativos. Según datos del Banco Mundial, abrir un negocio en México puede tomar hasta 32 días, debido a la cantidad de permisos, registros y requisitos legales necesarios. Este proceso no solo es lento, sino que también puede ser costoso; y si bien existe el Sistema de Apertura Rápida de Empresas (SARE), promovido a escala federal desde 2002 por la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria, mediante el cual se supone que un negocio de bajo impacto puede ser echado a andar en un máximo tres días, en la práctica puede extenderse hasta meses, porque aún en caso de usar el SARE y que este funcione como promete, antes hay que recolectar una serie de documentos físicos y normativas que vuelven largo el proceso.
La falta de claridad en los procedimientos y la variabilidad de los requisitos según la región complican aún más el panorama. Los emprendedores a menudo enfrentan largas filas, sistemas ineficientes y falta de información accesible, lo que puede retrasar significativamente el lanzamiento de su negocio. La digitalización de trámites, aunque está en proceso, aún no es uniforme en todo el país, lo que contribuye a la desigualdad en el acceso a la formalidad empresarial.
Es importante la rapidez en los trámites para la apertura de un negocio, dado que la mayoría de las personas que emprenden lo hacen con un capital mínimo, con ahorros o producto de una liquidación, casi siempre de modo unipersonal o con algún socio o familiar.
Por otro lado, la corrupción es otro obstáculo que afecta a los emprendedores en México. Los sobornos y pagos indebidos son, en algunos casos, la única manera de agilizar trámites o evitar sanciones injustificadas. Esta práctica no solo aumenta los costos operativos, sino que también crea un entorno empresarial poco equitativo y desincentiva la formalización de negocios. Los intermediarios o “coyotes”, quienes liberan con sus “palancas” los trámites, se aprovechan por un lado de los vicios o demoras de la burocracia, por otro, del desconocimiento de los ciudadanos sobre los requisitos básicos para echar a andar el negocio prometiendo rapidez y diligencia, lo cual es básico para darle banderazo de salida al emprendimiento.
Estos obstáculos burocráticos tienen un impacto directo en la capacidad de los emprendedores para innovar y crecer. Los retrasos y costos adicionales limitan los recursos que podrían destinarse a la mejora de productos, expansión de operaciones o contratación de personal. Como resultado, muchos negocios emergentes permanecen pequeños o informales, solo hay que observar el gran número de emprendimientos que surgieron en la pandemia de COVID19 y que permanecen en ese estatus, situación que es a causa, en gran medida, de la complejidad para obtener los permisos de operación y toda la tramitología requerida, lo que reduce su capacidad para contribuir a un mayor desarrollo económico del país.
Para mejorar el entorno emprendedor en México, es esencial simplificar y transparentar los procesos burocráticos empezando por la digitalización de trámites tan necesaria en estos tiempos, la cual requiere de estandarización en todo el país. Por otro lado, la reducción de la corrupción, que en la realidad no se ha visto mermada, aun cuando fue uno de los grandes compromisos del actual gobierno, en esta materia se vive y se siente en las carteras de los emprendedores que no tienen más que recurrir al “intermediario” para poder completar sus trámites de apertura; y por último, la creación de un marco regulatorio más accesible y uniforme son pasos cruciales para que los emprendedores puedan concentrarse en innovar y hacer crecer sus negocios.
Al abordar estos retos, México podrá aprovechar plenamente el potencial de sus emprendedores y fomentar un entorno empresarial más dinámico y justo.