Por Claudia Galguera
Emprender es una aventura llena de incertidumbres y desafíos. Muchas personas se ven atraídas por la idea de comenzar su propio negocio debido a la posibilidad de independencia financiera, flexibilidad y la oportunidad de crear algo propio. Sin embargo, uno de los factores más críticos para el éxito de un emprendimiento, y que a menudo se pasa por alto, es tener un propósito claro. El propósito no solo guía las acciones y decisiones de los emprendedores, sino que también les proporciona la motivación y resiliencia necesarias para superar los obstáculos que inevitablemente surgen.
¿Qué significa tener un propósito al emprender?
Tener un propósito implica más que simplemente buscar ganancias económicas. Se trata de definir una misión que trascienda lo material, algo que impacte positivamente a las personas, comunidades o incluso al mundo. Según Simon Sinek, autor del libro Startwith Why, los emprendedores que comienzan con un “por qué” son más propensos a inspirar a otros y a construir negocios exitosos y sostenibles.
Este “por qué” es el propósito que impulsa el negocio, y se convierte en el pilar sobre el que se basan todas las estrategias y decisiones.
¿Para qué nos sirve tener un propósito claro al emprender?
Retos al definir un propósito
A pesar de los numerosos beneficios, definir un propósito claro no es una tarea sencilla. Muchas veces, los emprendedores están tan enfocados en las operaciones diarias o en alcanzar metas financieras que pierden de vista el impacto más amplio que pueden generar. Además, puede ser tentador adoptar un propósito que no esté alineado genuinamente con los valores del emprendedor, simplemente para seguir una tendencia de mercado. El verdadero desafío está en encontrar un propósito auténtico, que sea coherente con la visión personal y empresarial a largo plazo.
Tener un propósito al emprender es esencial para lograr un éxito sostenible. No solo proporciona una guía en la toma de decisiones, sino que también sirve como fuente de motivación y resiliencia. Además, un propósito claro y que además tenga un impacto social, permite a los emprendedores conectarse de manera más profunda con sus clientes y empleados, lo que se traduce en lealtad y apoyo constante. En un mundo donde los consumidores y empleados buscan autenticidad y compromiso, las empresas con propósito tienen una ventaja competitiva significativa.