El ahorro para las mujeres en México: desigualdad salarial y responsabilidades del hogar

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Por Claudia Galguera

Ahorrar es un desafío para muchas personas en México, pero para las mujeres se agrava debido a factores como la desigualdad salarial, la brecha de género en el empleo, y el hecho de que a menudo las mujeres somos quienes llevamos la mayor carga económica del hogar. No es solo por el mito de que las mujeres solemos gastar más, la realidad es que existe una problemática estructural que afecta la capacidad de ahorro de las mujeres, poniendo en riesgo la estabilidad financiera y bienestar a largo plazo.

Desigualdad salarial y acceso al ahorro en el empleo formal

Uno de los principales factores que dificultan el ahorro de las mujeres es la brecha salarial. A nivel mundial, las mujeres ganan en promedio un 20% menos que los hombres, y en México, esta disparidad se agrava en muchos sectores. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en México, las mujeres perciben aproximadamente 14% menos salario que los hombres por trabajos de igual valor. Esta diferencia impacta directamente su capacidad de generar ahorros, ya que, a pesar de realizar la misma cantidad de trabajo que los hombres, las mujeres cuentan con menos recursos disponibles para ahorrar e invertir.

Además de la desigualdad salarial, la falta de acceso a empleos formales también es un problema significativo. Muchas mujeres en México trabajan en la economía informal, lo que significa que no tienen acceso a beneficios como seguridad social, prestaciones laborales o planes de ahorro para el retiro. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reporta que cerca del 55% de las mujeres que trabajan lo hacen en la informalidad, lo que limita severamente sus posibilidades de ahorrar de manera formal y planificada.

Las mujeres como pilares económicos del hogar

En muchas familias mexicanas, las mujeres son las principales responsables de la gestión del gasto en el hogar, incluyendo gastos esenciales como la alimentación, la educación de los hijos y los servicios básicos. Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), aproximadamente el 30% de los hogares en México son encabezados por mujeres, lo que significa que ellas tienen la mayor responsabilidad financiera en sus hogares. Este rol les deja menos margen para ahorrar, ya que gran parte de sus ingresos se destina a cubrir los gastos inmediatos.

Además, el trabajo no remunerado de las mujeres, como el cuidado de los hijos o de familiares enfermos, limita aún más sus oportunidades de acceder a empleos de tiempo completo o bien remunerados. La Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT) del INEGI muestra que las mujeres dedican más del doble de tiempo que los hombres a actividades de trabajo no remunerado, lo que limita sus posibilidades de generar ingresos adicionales para ahorrar.

Desigualdad en el acceso a servicios financieros

Otro desafío importante que enfrentan las mujeres es la falta de acceso a productos y servicios financieros. Un informe del Banco Mundial revela que, en México, solo el 45% de las mujeres tiene acceso a una cuenta bancaria, en comparación con el 52% de los hombres. La falta de inclusión financiera no solo limita sus posibilidades de ahorrar, sino que también restringe su capacidad de invertir, acceder a crédito o participar en esquemas de ahorro formales como las Afores.

Esta situación también está relacionada con la falta de educación financiera. Las mujeres en México, especialmente en zonas rurales, suelen tener menos acceso a información sobre cómo ahorrar e invertir de manera efectiva, lo que las hace más vulnerables a caer en deudas o a depender de esquemas financieros informales, que pueden ser ineficientes o riesgosos.

¿Cuáles son las consecuencias a largo plazo?

La falta de ahorro y las condiciones salariales desiguales afectan gravemente la capacidad de las mujeres para garantizar su seguridad financiera en el futuro. Según la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (CONSAR), las mujeres en México tienen un 28% inferior al de los hombres en su saldo promedio de sus cuentas Afore. Esto se debe en parte a la interrupción de sus carreras laborales por tareas de cuidado no remuneradas y a los salarios más bajos que perciben a lo largo de su vida laboral.

Sin ahorro suficiente para el retiro, las mujeres corren el riesgo de enfrentar pobreza en la vejez. Además, dada su mayor expectativa de vida, necesitan más recursos para cubrir los gastos en su vejez, lo que hace aún más urgente la necesidad de políticas públicas y educativas que promuevan el ahorro desde una perspectiva de género.

El ahorro es fundamental para asegurar la estabilidad financiera y el bienestar de las mujeres en México, pero las desigualdades estructurales, como la brecha salarial, la economía informal y las responsabilidades del hogar, dificultan esta tarea. Para cambiar esta realidad, es esencial promover políticas que reduzcan la brecha salarial de género, mejorar el acceso de las mujeres a empleos formales y a servicios financieros, y fomentar la educación financiera desde edades tempranas. Solo así se podrá garantizar que las mujeres en México tengan las mismas oportunidades de ahorrar y asegurar su futuro económico.