El republicano se impone con claridad a Kamala Harris y volverá a la Casa Blanca cuatro años después de su tormentosa salida
Con información de El País
El republicano celebró su victoria, antes de que fuera definitiva, en una fiesta al efecto en West Palm Beach (Florida), cerca de su mansión de Mar-a-Lago. “Hemos logrado una victoria política que nuestro país no había visto nunca, nada como esto”, dijo. Prometió “ayudar a sanar el país”, que iniciara una “edad de oro”. “Vamos a arreglar todo lo que está mal en este país”, añadió. Acompañado, entre otros, por su mujer, Melania Trump, y el que será su vicepresidente, J. D. Vance, agradeció a Elon Musk también presente, su apoyo en la campaña. Por supuesto, pronunció su lema: “Hacer grande a Estados Unidos de nuevo”.
Trump ha ganado las elecciones de una forma incontestable, venciendo con claridad en el Colegio Electoral, pero además ―aparentemente― en el voto popular, aunque aún no se ha completado el escrutinio. En las primeras horas posteriores al cierre de las urnas ya acariciaba la victoria con su ventaja en los Estados decisivos, aunque la igualdad del resultado en los Estados decisivos impidiese que se le declarase aún ganador. Finalmente, con los triunfos en Carolina del Norte, Georgia, Pensilvania y Wisconsin ha superado el umbral de los 270 delegados del Colegio Electoral necesarios para certificar su triunfo, aunque la cuenta aún puede aumentar. Por tercera vez, Trump ha superado las expectativas de las encuestas.
El resultado supone un fracaso rotundo para el Partido Demócrata, que además ha perdido el control del Senado. La presión de los líderes parlamentarios tras su desastroso debate de junio contra Trump llevó a Joe Biden a renunciar a la reelección y a pasar el testigo a su vicepresidenta, Kamala Harris. Parte de la resistencia de Biden a apartarse era porque no creía que Harris, que en aquel momento era más impopular que él mismo, pudiera derrotar a su gran enemigo político como él hizo en 2020.