¿Por qué no florece la Primavera Oaxaqueña?

0
41

Hablemos de política, por Diego Martínez Sánchez

“Cuando no se puede lograr lo que se quiere, mejor cambiar de actitud”, decía el escritor y comediante durante la República romana, Publio Terencio Afro.

Una frase que sin duda le serviría escuchar al gobernador de Oaxaca, Salomón Jara Cruz, quien rindió su segundo informe de actividades en medio de protestas y reclamos, pero sobre todo, de traiciones y engaños.

Porque si bien es cierto que su administración –aún– está lejos de ser la peor que ha tenido Oaxaca, se debe reconocer que ha quedado mucho a deber.

El pago de favores políticos con cargos públicos ha sido una inversión que le ha dado pocos dividendos y en la mayoría de los casos, los números son negativos.

Aunado a la evidente división al interior de su gabinete, donde los intereses personales muchas veces se imponen a los colectivos e incluso, sobre los del titular del ejecutivo.

Herencia transexenal, un lastre familiar
La permanente injerencia de dos exgobernadores a través de operadores como Flavio Sosa, Susana Harp, Concepción Rueda, Horacio Sosa, Raúl Bolaños-Cacho Cué y otros incrustados en la estructura gubernamental tanto estatal como federal; ocasiona importantes daños al proyecto que Jara Cruz intenta construir, poniendo en riesgo no solo su gestión, también la continuidad de la misión y la gobernabilidad del estado.

A ello se suma la evidente incapacidad o desinterés de algunos funcionarios para dar los resultados prometidos, sobre todo en temas de prevención y contención de los índices delictivos, dejando de lado los hechos que competen a la autoridad federal y las deficiencias que se complican por la falta de coordinación –o voluntad– con la Fiscalía local.

Misma situación que enfrentan los complejos y añejos conflictos agrarios en toda la entidad, lo cual es aprovechada por algunos “líderes” regionales para continuar extorsionando al gobierno y a la población.

Afectando también la lucha de los verdaderos activistas sociales, quienes al igual que los periodistas, cada día corren más riesgos en la tierra de Juárez.

¿En dónde están las obras?
Otro cuestionamiento surge ante la falta de obras públicas o al menos, el desequilibrio presupuestal entre lo que se asigna, lo que dice estar construyendo el gobierno estatal y lo que se puede ver en la realidad.

Situación similar a la contratación de bienes y servicios en la Secretaría de Administración, donde se replican las malas prácticas del pasado con supuesta anuencia de su extitular y hoy Senador. Quien mantiene el control sobre el gasto público a través del actual Secretario.

Sin contar los grandes negocios que se hacen con los sindicatos. Asuntos que el gobernador no deberá descuidar si quiere terminar su sexenio e irse a la bella Betaza o a donde quiera, con tranquilidad.

Movilidad, gobernabilidad y lucha contra la corrupción
En el tema de movilidad, la Secretaria está perdida creyendo que al colgarse del City Bus puede justificar la nula política de movilidad en toda la entidad. Ya que si bien es el proyecto insignia del gobierno y podría dar grandes resultados, la funcionaria ha dejado de lado al resto del estado, donde usar el transporte público implica literalmente, poner tu vida en riesgo ante la falta de controles y regulación.

Aunado al incremento totalmente injustificado, en la tarifa de los camiones urbanos. Lo que mejorará los ingresos de cierto exmandatario, quien de acuerdo a los propios concesionarios, es el verdadero dueño de gran parte de su parque vehicular.

Y son esas paradójicas acciones las que nos hacen cuestionarnos sobre la verdadera intención de la administración jarista en su lucha contra la corrupción.

Porque si algo se le debe reconocer al Gobernador y a su Consejero Jurídico, es la perseverancia con la que están intentando erradicar la herencia de impunidad que dejaron las dos eras Murat.

Acciones que quizás no se logran visualizar en el ámbito social, pero que de concretarse, serán trascendentales para el futuro del estado. Terminando con 26 años de saqueo a base de chantaje, violencia e intimidación.

Una estrategia que incluye como uno de sus principales ejes, la gobernabilidad. Lo que ha dado como resultado la reducción de los bloqueos y protestas, quizás por la amistad existente o, porque ya no es necesario ejercer tanta presión para que el gobierno cumpla con su chamba.

En cualquier caso, lograron que gran parte de la movilización social sea de organizaciones conocidas por manipulables y serviles al “ya sabemos quién” oaxaqueño. Sin ignorar las verdaderas luchas y exigencias que siguen sin ser atendidas.

¿La primavera puede florecer?
En áreas como Cultura y Turismo también falta mucho por hacer, pero dejando fuera el protagonismo superficial de algunos titulares, lo que han hecho, con sus respectivas críticas y observaciones presupuestales, técnicas y de seguridad; le ha dado una nueva identidad al estado, tanto interna como externamente.

Mejorando sustancialmente la imagen de Oaxaca tanto en México como en el extranjero. Al tiempo de ofrecer al público local, otras opciones de entretenimiento y esparcimiento cultural. Reitero, aún hay mucho por hacer, pero no van mal en términos generales.

Y de consolidarse, sería el escenario idóneo para que Economía y Finanzas trabajen en conjunto para concretar inversiones y estabilidad en las arcas públicas, labor que podría comenzar a verse reflejada el próximo año, si es que se mantiene un ambiente de gobernabilidad, seguridad y certeza.

Porque es cierto, la violencia y la inseguridad pública van a la alza, pero tampoco podemos ignorar que el gobierno de Alejandro Murat dejó un cien por ciento de impunidad. Referencia que no busca culpar al pasado sino entender el antecedente de la realidad actual.

Pero regresando a la “primavera oaxaqueña” y el por qué no florece pese a existir logros, quizás no muchos pero sí visibles como en el área de vialidad, donde por primera vez en muchos años, la policía vial estatal realiza sus funciones sin necesidad de armar escándalos. O en educación básica y media superior, donde la matrícula aumenta considerablemente y se crean mejores condiciones para los estudiantes.

Claro, falta vencer el rezago no solo educativo, también en infraestructura y herramientas didácticas, al igual que a la mafia sindical. Pero en dos años tampoco se hacen “milagros” y si le preguntamos al “milagro oaxaqueño” dirá que ni en seis ni en doce.

Arranca la mala hierba de raíz
Porque tras décadas de saqueo, al igual que ocurre en la escena nacional, es imposible cambiar la realidad si no se destruyen las cadenas que nos atan a ese pasado. O en términos de jardinería, limpiar la tierra es fundamental para que surjan nuevas flores.

Y esa limpieza debe ser profunda, tan profunda que elimine toda raíz de la mala hierba que ha impedido el florecimiento de la primavera oaxaqueña pero sobre todo, del estado.

Para lograrlo el camino es claro, unidad y voluntad. La primera la logrará únicamente cambiando la actitud soberbia y endiosada que ha asumido el gobierno de Salomón Jara, alejado de la realidad pero sobre todo, del pueblo que dice representar.

Eliminar a los funcionarios que arrastran largos historiales de abusos, corrupción, violencia y acoso. Porque cuando llegue el momento, serán los primeros en traicionar al hoy gobernador.

La segunda ya debería existir en todos los y las integrantes de la “primavera oaxaqueña”, porque sin ella, nada avanzará.

Y por último, pero no menos importante, debe reforzar la relación con la ciudadanía a través de una comunicación social eficiente, que entienda que está para informar y servir, no para estorbar y discutir.

¿Terminará pronto el invierno?
El gobierno de Salomón Jara aún está a tiempo de retomar las riendas y crear las herramientas jurídicas, para que florezca su jardín y en verdad parezca primavera porque hasta hoy, seguimos en un invierno, menos gris y menos frío, pero invierno a fin de cuentas.