El juez y sus proyectistas

0
105

LA X EN LA FRENTE

Moisés MOLINA*

EL JUEZ Y SUS PROYECTISTAS

Poco a poco se instalan los tiempos en que para ser buen juez no basta con ser buen jurista. Hay que estar informado de lo que sucede en nuestro entorno, y hay que saber además de ciencia política, sociología, antropología, neurociencia y de cada vez ,más disciplinas y campos del conocimiento que son necesarios o útiles a la hora de juzgar un asunto.

En estos días se hizo viral, por ejemplo, el caso de un juez de Florida que utilizó unos lentes de realidad virtual para “verlo todo” desde la posición del inculpado en un caso en que se alegaba legítima defensa.

Y el nuevo paradigma judicial mexicano hace que esos tiempos lleguen a pasos agigantados.

La exigencia originaria de que los jueces sean electos popularmente obedece a que -en el papel- se necesita un nuevo perfil de juzgador acorde al nuevo paradigma gubernamental que pone al “pueblo” en el centro de todas sus justificaciones.

Mucho se ha hablado y escrito de los inconvenientes que esto puede traer en el futuro inmediato, y los temores se centran en la anomia técnica y en el fin de la independencia judicial.

Pero poco se ha escrito de los desafíos que, con jueces comprometidos, se pueden adoptar y superar en un afán de lograr efectivamente una mejor impartición de justicia.

Y es que el Derecho, con este nuevo diseño institucional, parece estar llamado a dejar de ser preponderantemente un sistema de normas para dar paso, cada vez mas, a los principios (que son, por excelenecia, los valores contenidos en los derechos humanos).

Que no lo tomen a mal mis amigos ius positivistas. A fin de cuentas prácticamente todos los derechos humanos están positivizados en normas de rango constitucional o convencional.

Me refiero a que en la nueva exigencia del concepto de “lo justo” habrán de preponderar, a la hora de que un juez decida los asuntos, los principios (los valores) sobre las normas.

Con todos los inconvenientes que esto pueda presentar (sobre todo cuando se hable en nombre de la seguridad jurídica) los jueces estarán obligados a estudiar detenidamente caso por caso para que la decisión del fondo del asunto preponderó sobre las formalidades procesales.

Esto puede sonar obvio, pero en la realidad tenemos muchos jueces que por diferentes razones ponderan más las formalidades procesales que los llevan a desechar o inadmitir demandas en automático, sin importar el destino de lo que la gente reclama o pide que se proteja.

Y por ello, en este nueva realidad en la que sin duda tendremos menos jueces técnicamente puros, el papel de los secretarios de estudio y cuenta será fundamental.

Por ello el secretario proyectista deberá ser un auténtico “juez de respaldo”, con más obligaciones de las que ha tenido hasta el momento.

El juez y magistrado que quiera tener en orden su juzgado o tribunal, debe dialogar con sus proyectistas; de igual a igual. Porque aunque el peso de la decisión recae exclusivamente en el juzgador, las resoluciones las construyen entre los dos.

De ahí que en la nueva realidad el diálogo no debe ser solamente entre tribunales, sino al interior de los tribunales.

Eso también va a cambiar. Los nuevos jueces vendrán con una legitimidad adquirida en las urnas, pero tendrán además una legitimidad por construir que no será posible son el diálogo abierto y sincero con sus secretarios.

Si el nuevo juez cree que la legitimidad en las urnas le basta para mantenerse en el puesto, los tribunales de disciplina pueden y deben disponer lo contrario cuando adviertan que la otra legitimidad, que es la jurisdiccional, está tardando en llegar.

Y es que la labor de juzgar, con independencia de que debe privilegiarse siempre el fondo sobre las formas, tiene reglas, metodologías y principios que se deben aplicar antes y a la hora de emitir una sentencia. Eso lo enseña el Derecho Judicial.

Pero cuando el juez no tiene esa formación debe escuchar, desde el primer día, a sus secretarios y aprender de ellos. De lo contrario, la soberbia será el más grande enemigo de este nuevo modelo de justicia.

Por ello el proyectista como complemento a su formación, deberá aprender de ciencia política, habrá de estar informado de lo que pasa en su municipio, en su estado y en el país, debe estar consciente de cuáles son los temas sensibles del momento, debe vivir una vida fuera de los cristales de su lugar de trabajo.

Eso es en esencia el ideal perseguido de una justicia más humana.

Y no implica el hecho de que jueces y secretarios se dejen atemorizar por presiones externas, sino de saber en qué momento y en qué contexto se está dictando una resolución que podría requerir una motivación reforzada.

Se trata, sí, de lo que decide el juez; pero también se trata de cómo le explica al “pueblo” lo que decidió y porqué lo decidió así.

*Magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca