ERNESTO REYES
La repudiable presencia de Yunes, Murat, Pedro Haces, más docenas de impresentables que se han colado en el movimiento de la 4T, invitados por el mismo Andrés Manuel, Claudia Sheinbaum, Ricardo Monreal, Adán Augusto López, Luisa María Alcalde, Mario Delgado, etcétera, está ocasionado una mini crisis en el partido, en momentos en que la presidenta libra una honrosa batalla contra el poder imperial de Donald Trump.
No sé si este zipizape interno logre desviar la atención de la jefa del Estado mexicano en su principal misión que es defender a la patria de injerencias externas, o si los altos mandos del partido tendrán la prudencia de apagar rápidamente el fuego.
Las disidencias de algunas élites, buscan proteger también los nuevos cacicazgos que se tejen tanto en Veracruz como en Oaxaca, cuyas acciones al momento de gobernar, están humillando a hombres y mujeres humanistas, demócratas, sin antecedentes de corrupción que con López Obrador fundaron el movimiento, convencidos de que el cambio de régimen era necesario, pero nunca imaginaron que iba a tener este costo.
Ninguna rencilla, por poderosa que sea, debe distraer la importante tarea que tiene a cuestas el poder ejecutivo ante la conflictiva relación México-Estados Unidos. No obstante, Sheinbaum tiene el poder de detener a tiempo la corrupción que ya está mancillando al partido, y replantear alianzas fraguadas, más por eficacia política que por los principios, en tanto avanza el proyecto transformador.
Si actúa rápido el partido, es probable que mantengan en suspenso o rechacen la incorporación formal de los Yunes, Murat y otras alimañas verdes, expanistas y expriistas que, como abejas al panal, se acercan a los triunfadores.
Firmeza ante gobernadores levantiscos para convencerlos de que sus agendas propias y sus temores locales no interfieran en la agenda nacional. Está claro: es una sublevación de cuadros dirigentes, no de la gente de la militancia verdadera. La plebe nada más mira cómo los gobernantes morenistas se afanan en hacer negocios al amparo del presupuesto.
Antecedentes. La publicitada “afiliación” del expanista Miguel Ángel Yunes Márquez – famoso por haber votado a favor de la reforma judicial para que avanzara dicho proceso constitucional- hizo estallar la iracundia jarocha encabezada por Rocío Nahle, quien logró, casi de inmediato, que la comisión de honestidad y justicia del partido iniciara el proceso de revisión del caso de quien le hizo la vida imposible para que llegara a la gubernatura.
Hasta el viernes no se sabía si la misma suerte había corrido Alejandro Murat Hinojosa, quien ha recibido una segunda ola de ataques verbales por parte de seguidores y del mismo gobernador oaxaqueño, Salomón Jara, quien atracito de Nahle, no quiere que Murat legitime su militancia. Pretenden que la gente olvide que ya se votó por Alejandro, pues éste figuró en la boleta de candidaturas plurinominales al senado de la República, sin ser integrante del partido. Y que ya es miembro del grupo parlamentario en la cámara alta, encabeza una comisión y salta a la palestra defendiendo las iniciativas de la 4T, mientras las y los otros senadores oaxaqueños dormitan culiatornillados en su curul.
¡Sorpresa! Los ladrones e impostores de hoy, que han hecho del nepotismo su razón de vida, lo acusan de desaparecer millonarias sumas nunca entregadas al ISSSTE y del endeudamiento por 3,500 millones de pesos, aprobado por la misma legislatura controlada por el actual grupo en el poder. Quienes en general jamás han realizado un honroso trabajo legislativo, confrontan al mexiquense que fue reclutado, sin ninguna protesta en su momento, cuando aún era gobernador de Oaxaca, por el mismo López Obrador. Las únicas que no se han sumado a la legión lastimera son las senadoras Luisa Cortés y Susana Harp.
Murat, como su padre, es un corrupto, ladrón y saqueador de la hacienda pública, hechos que deberán demostrarlo quienes lo acusan, mediante acciones legales y valientes ante instancias administrativas y judiciales, no con lloriqueos públicos. Igual por quienes, en el Partido del Trabajo, acusan a Jara de “narcogobernador” sin presentar denuncia judicial alguna, más allá de hacer visible su relación con el senador Antonino Morales, a quien le adjudican presuntas relaciones mafiosas con bandas istmeñas, ahora perseguidas por la DEA.
En los golpes contra “el cachorro” Murat, se esconden las ansias de impunidad y mayores canonjías que quieren acumular sus acusadores, inflamados de “pureza y santidad”, cuando no son más que “lobos de la misma manada”, que al final no se harán nada, aunque pertenezcan a diferente cuadra. Son las y los supuestos obradoristas que ahora reniegan de acuerdos y alianzas construidas por el mismo padre putativo que les permitió una vida de riquezas y poder. ¡Tómenla!
@ernestoreyes14