Por Claudia Galguera
(@ClaudiaGOa )
La economía mexicana enfrenta en 2025 un panorama complejo, marcado por la amenaza de una recesión técnica y un estancamiento económico. La calificadora Fitch ha recortado su previsión de crecimiento para México, anticipando un crecimiento nulo (0%) para este año, lo que sugiere una recesión técnica. Además, la OCDE prevé una contracción del PIB del 1.3% en 2025 y del 0.6% en 2026, atribuyendo esta caída a factores como las políticas arancelarias de Estados Unidos (Forbes, México).
Las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPYMEs), que representan el 99.8% de las unidades económicas en México y generan cerca del 72% del empleo, serán las más afectadas. La caída en la demanda interna y externa, el encarecimiento de insumos y la dificultad para acceder a financiamiento son algunos de los retos que enfrentarán.
La desaceleración económica también amenaza la creación de empleo formal. Al cierre de 2024, según el IMSS, se eliminaron 405,259 plazas laborales, la peor cifra desde 1995, afectando principalmente a los empleos permanentes. Esta tendencia podría continuar en 2025, aumentando la incertidumbre en el mercado laboral.
Ante este panorama, es crucial que los emprendedores y las PyMEs adopten estrategias que les permitan enfrentar la crisis y, potencialmente, encontrar oportunidades de crecimiento. Una de las recomendaciones es utilizar el financiamiento como herramienta de crecimiento. Según la Asociación de Emprendedores de México (ASEM), el 35% de los emprendedores no han tenido acceso a créditos en México, y más del 77% de quienes no han obtenido financiamiento afirman que ni siquiera lo necesitan, lo que podría reflejar una baja educación financiera a la hora de hacer crecer un negocio. Es fundamental que los emprendedores aprendan a utilizar el financiamiento como una herramienta para el crecimiento de sus negocios.
Además, la resiliencia se destaca como una característica fundamental de los empresarios exitosos. Ante una recesión inminente, los empresarios deben cultivar la resiliencia desarrollando una mentalidad de crecimiento, buscando el apoyo de mentores o redes empresariales y manteniendo una actitud positiva. Al adoptar la resiliencia, los empresarios pueden convertir los reveses en oportunidades y encontrar formas innovadoras de sostener sus negocios durante las crisis económicas.
Será fundamental optar por la diversificación de mercados, la adopción de tecnologías digitales y la optimización de procesos para mantener la competitividad de los negocios.
Además, es crucial que el gobierno y las instituciones financieras ofrezcan apoyos efectivos para mitigar el impacto de la recesión en este sector vital de la economía mexicana.
Por lo pronto es tiempo de tener todos los factores de riesgo, amenazas y debilidades bien identificados en nuestras empresas o emprendimientos, así como las fortalezas y oportunidades claramente reconocidas para que los embates de la recesión económica, que se ven venir, no nos tomen desprevenidos.
