#Oaxaca #Opinion LA X EN LA FRENTE
Moisés MOLINA*
Con las emociones aún frescas, escribo estas líneas dos semanas después de haber visitado la Universidad Pontificia de México en Tlalpan.
Ahí donde se dictó la primera cátedra de Derecho en América Latina el 12 de julio de 1553 por Bartolomé de Frías y Albornoz, tuvo lugar el Tercer Congreso Internacional Sílex de Argumentación Judicial, espléndidamente organizado por el Profesor Juan Antonio García Amado, una de las mentes más lúcidas de nuestro tiempo en el campo de la ciencia jurídica y de cómo se debe vivir la vida.
He asistido a los dos congresos previos y no podía, bajo ninguna circunstancia, dejar pasar este de 2025.
Una de las notas distintivas del Derecho es su constante cambio, a veces hacia adelante, a veces hacia atrás.
Y no se trata (sobre todo cuando se imparte justicia) solamente de seguirle el paso a las leyes, los códigos y los precedentes.
Hay que estar al tanto de las discusiones teóricas que son comunes en nuestra familia jurídica romanista y a veces trascendiendo incluso al Common Law.
Bien sabido es que nuestro sistema jurídico mexicano opera con prácticas e instituciones de ambas familias.
Pero además, el derecho es lenguaje. Y una de las actividades centrales de todo operador jurídico (pero sobre todo de los jueces) es la interpretación.
Debemos tener claro cómo interpretar para que no se torne en una facultad discrecional y arbitraria, pero sobre todo, saber cuando y hasta donde interpretar para que nuestros prejuicios, ideología y vivencias personales no pervierta nuestra tarea que debe ser, ante todo, racional.
Para eso sirven estos congresos. Pará mantenernos no sólo actualizados, sino alertas; para que nuestros juicios soporten siempre los filtros de la razón.
Además de García Amado, estuvieron en nuestro Congreso teóricos, filósofos y operadores brillantes del derecho que tienen el común denominador de la generosidad y la sencillez.
Son generosos al compartir sus hallazgos y reflexiones; y son tan grandes que antes y después de sus conferencias dialogan contigo con paciencia como cualquier maestro de cualquier facultad.
“Sílex” es un aula abierta al mundo en donde cabemos todas y todos. Hasta Ius Naturalistas (chiste local).
Este año estuvieron en México Andrés Rosler y Carlos Rosenkrantz de Argentina; Daniel González Lagier, Mariano Yzquierdo, Pilar Gutiérrez, Mercedes Fernández, José Antonio Sendín, Ricardo Garzón y Antonio Peña Freire desde diferentes universidades de España; Adrián Rentería desde Italia; Jesús María Alvarado desde Guatemala; y Marisol Castañeda, Rafael Estrada Michel, José Ramón Cossío, Sergio Villa y Miguel Ángel Córdoba de México.
Se discutió sobre cómo resuelven los jueces, los límites a los poderes del los jueces; sobre la complicadísima relación entre los principios y las reglas; sobre los mitos y verdades del Control de Convencionalidad; y sobre sí realmente está en peligro la independencia Judicial en México.
La nueva realidad demanda adaptación y resiliencia, y este congreso nos dio respuestas vitales para este momento de nuestra historia.
La enorme pregunta que flotaba todo el tiempo en el ambiente era:
¿Son los tiempos que vivimos, buenos tiempos para ser abogados y jueces?
Y la respuesta que yo obtuve fue un SÍ rotundo.
Pasada la elección judicial necesitaremos más que nunca a los mejores jueces y a los mejores abogados que sigan jalando el barco de la justicia hasta que las aguas vuelvan a su cauce.
Necesitaremos más que nunca, abogados y jueces que argumente y defiendan con la razón sus decisiones y sus reclamos.
Serán necesarios jueces y abogados que informen y aculturen jurídicamente.
De eso deberá tratarse la justicia humana y cercana al pueblo, no de promesas que bien sabemos que no se pueden cumplir.
Necesitaremos a los que se queden, porque habrán aceptado que no se trata sólo de mantener su empleo, sino de comprometerse a que al menos los cimientos de la justicia permanezcan fuertes.
No será fácil, no será agradable, pero a eso se quedan los que se quedan. A responder sólo a su conciencia y a su compromiso con la historia.
Gracias, como cada año, a Sílex y a Juan Antonio García Amado, por este extraordinario congreso que sacude la conciencia, refresca el panorama y renueva la amistad.
*Magistrado Presidente de la Sala Constitucional y Cuarta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca