El círculo de la violencia no se resuelve con el tiempo, incluso puede agravarse

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La discriminación y la violencia contra las mujeres es una de las formas más dramáticas de la desigualdad, que traspasa las fronteras de los países y afecta a miles de mujeres en el mundo. De acuerdo con lo establecido por la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, ésta es “cualquier acción u omisión, basada en su género, que les cause daño o sufrimiento psicológico, físico, patrimonial, económico, sexual o la muerte, tanto en el ámbito privado como en el público”.

 

La violencia contra las mujeres, es una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres, por la cual a diario miles de mujeres son objeto de dicha violencia. Esto significa que ser mujer y ser hombre en una sociedad y cultura determinada, ha puesto a las mujeres por mucho tiempo en una situación de vulnerabilidad -tanto en el ámbito público, como en el privado-, al considerarlas como inferiores respecto a los hombres.

Dicha condición, afecta de manera inmediata a quien la vive y tiene consecuencias negativas en su salud, desarrollo, autonomía y en su familia cercana. Se manifiesta en cualquiera de las etapas del ciclo de vida; puede experimentarse en uno o varios episodios, y sus efectos son inmediatos, acumulativos, y en algunos casos conllevan al peligro de muerte.

La violencia es una conducta aprendida en sociedades donde se justifica el uso de ésta, para resolver conflictos y controlar a las personas.

Hasta hace poco tiempo, la violencia contra las mujeres se creía de carácter privado, es decir que era un asunto personal y se tenía que resolver en el contexto familiar; era entendida como un “derecho” de los hombres, como algo normal -e incluso legítimo-, por tanto, ni el gobierno, ni otras instituciones debían intervenir.

Cuando la mujer está inmersa en el círculo de la violencia, cree que la conducta de su pareja depende de su propio comportamiento, se siente responsable e intenta una y otra vez cambiar las conductas del maltratador. Sin embargo, cuando observa que sus expectativas fracasan de forma reiterada, desarrolla sentimientos de culpa y vergüenza. Además, se siente mal por no ser capaz de romper con la relación y por las conductas que ella realiza para evitar la violencia: mentir, encubrir al agresor, tener contactos sexuales a su pesar, “tolerar” el maltrato a los hijos(as), entre otras.

Con el paso del tiempo, el maltrato se hace más frecuente y severo, se desarrollan síntomas depresivos, como la apatía, la indefensión y la desesperanza. Y cabe la pregunta ¿cómo saber si sufres violencia?

Si en la relación de pareja existe la sensación de incomodidad, inseguridad, temor y confusión, es posible que esa relación sea dañina. Vale la pena averiguarlo y tomar medidas de seguridad.

Es importante verificar si alguna de las situaciones siguientes suceden en la relación de pareja y causan malestar:

– Quiere controlar con detalle lo que haces en los tiempos que no pasan juntos.

– Quiere decidir de cualquier manera cómo vestirte, pensar o comportarte.

– Te prohíbe hacer varias cosas o relacionarte con algunas personas.

– Se enoja súbitamente.

– Te hace sentir responsable o culpable de todo lo malo que le sucede.

– Se apropia de tus cosas (dinero, objetos).

– No respeta tu intimidad.

– No reconoce tus cualidades, únicamente tus defectos.

– Te ha tratado con crueldad.

– Muestra celos continuamente.

– Te acusa de infidelidad.

– Critica las costumbres y las tradiciones de tu familia.

– Te ha obligado o presionado para tener relaciones sexuales.

– Te obliga a tener relaciones sexuales sin protección.

– Siempre quiere tener la razón.

– Te ha dado un empujón, un golpe o una bofetada alguna vez.

– Te insulta, se burla de ti o te descalifica públicamente.

– Se enoja, te sientes mal y no puedes decirle nada.

– Cuando se enoja mucho contigo, piensas que podría pegarte.

– Cuando discuten, tienes miedo.

– Cuando no quieres hacer algo que él te pide, sientes que no puedes negarte y no sabes cómo decírselo.

– Cuando has pensado en dejar la relación, piensas que nunca serás feliz y temes por su reacción.

Algunas de estas situaciones podrían parecer normales, pero pueden ser peligrosas si se repiten a menudo y son más intensas cada vez.

Pedir ayuda, levantar la voz, denunciar, es el mejor comienzo para salir del círculo de la violencia.

¿Quién puede ayudarte si sufres violencia? Habla con alguna persona de confianza que te escuche y respete (madre, hermana, amiga, maestra, u otra persona).

Recuerda que no mencionar el problema no te ayudará a resolverlo. Busca orientación con personas que conocen el tema (Instancias Estatales de la Mujeres u Organizaciones de la Sociedad Civil), así como servicios especializados de ayuda, acude al que te parezca la mejor opción.

Si no recibes el apoyo que necesitas al primer intento, no desistas, búscalo en otro lugar o con otra persona.

Es fundamental informarse porque los problemas no se resuelven con el tiempo, por el contrario, pueden agravarse. Línea gratuita de atención y apoyo 01800 422 5256.