Por Pepe Grillo (La Crónica de Hoy)
Los activistas de la CNTE expandieron su ola delictiva por diversos rincones de Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas.
Asaltaron el hotel Safari. Ahí robaron equipo utilizado por agentes de la Policía Federal. De hecho “retuvieron”, así le dicen, a un agente de dicha corporación.
Como están en desacuerdo por la reforma educativa, en particular con la evaluación docente, los activistas suponen que pueden mostrar su inconformidad violando la ley.
Se equivocan. Las autoridades tienen que actuar en consecuencia. Detenerlos y llevarlos ante un juez. De no hacerlo, si son omisos, incurrirían en una falta igual o incluso más grave.
La impunidad es el incentivo que conduce a los maestros disidentes a llegar cada día más lejos.
Personal militar
El Ejército no saldrá de Guerrero en el año 2016. Lo dijo ayer a Crónica el secretario, general Salvador Cienfuegos. Es una buena noticia.
La presencia del personal militar en esa entidad es indispensable. Es, acaso, la única opción para un relanzamiento de la vida institucional en la entidad.
Guerrero es cliente frecuente de la nota roja de los diarios.
Al Ejército le compete ir a la raíz del problema: la proliferación de plantíos de amapola y mariguana y el tráfico ilegal de metales preciosos, oro sobre todo, que enraízan a la delincuencia organizada en el estado.
A lo anterior se añade la proliferación en la entidad de grupos armados, en diversas modalidades: guerrilleros, guardias blancas, narcos, policías comunitarios.
De manera que el Ejército se tiene que quedar. No hay de otra.
Los tramos
La reforma educativa ha dado un primer paso: el vinculado a la contratación de los profesores y su evaluación.
Falta la parte propiamente educativa, como los contenidos y modelos.
Es cierto, tiene razón el rector de la UNAM, Enrique Graue, al decir que todavía no se conoce la parte propiamente pedagógica.
Claro que el primer paso, el que se está dando en estos días, es indispensable antes de pasar al tramo de los contenidos.
El Estado recupera el control del proceso. Eso posibilita concentrarse en la parte de los contenidos. No podía haber sido al revés.
Ciudad de México
El cambio de estatuto jurídico para el Distrito Federal que lo convertirá, de manera formal, en Ciudad de México, acepta el calificativo de “histórico”.
Lo es porque supone un antes y un después para la capital mexicana.
Tiene implicaciones en diversos ámbitos de la vida de los habitantes de la metrópoli y de quienes todos los días la visitan.
Lo verdaderamente importante, más allá de denominaciones y atribuciones, es que el cambio contribuya a mejor la calidad de vida en los capitalinos. Lo demás es grilla.
