Por Animal Político
El precio del petróleo está por los suelos. El año cerró a 37 dólares el barril de crudo y los expertos anticipan que se mantendrán estos niveles durante el próximo ejercicio. Arabia Saudí no parece dispuesta a levantar el pie de la producción de crudo y prefiere sufrir a corto plazo a costa de terminar con las nuevas empresas de hidrocarburos que han nacido al calor del fracking, fundamentalmente en Estados Unidos.
La factura energética de los países desarrollados sigue bajando gracias a esta batalla y en general, sus economías reciben cierta liquidez inesperada. Pero los expertos advierten: la caída de algunos gigantes del petróleo o la extrema debilidad de algunas economías emergentes productoras de materias primas pueden hacer peligrar la economía mundial. Lo que parece un beneficio económico corre el riesgo de terminar siendo una masacre de la actual recuperación.
Los economistas consultados por eldiario.es concuerdan: el principal peligro para la marcha de la economía en 2016 a nivel global es lograr el difícil equilibrio entre un precio del petróleo bajo que cuiden las finanzas de estados, empresas y familias sin rebasar los límites que pondrían en peligro a economías emergentes e incluso a multinacionales norteamericanas. Por ahora, los países productores de Euroasia han sido los primeros en sufrir (Azerbaiyán y Kazajistán), pero Rusia, Nigeria o Venezuela están también padeciendo los rigores de esta inusitada lucha entre los productores tradicionales y las nuevas tecnologías de extracción.
Daniel Fuentes Castro, analista de AFI, calcula que el impacto de la reciente bajada del precio del petróleo puede aportar hasta 0.3 puntos adicionales al crecimiento previsto para 2016 en España (siempre y cuando se estabilice en el entorno de los 40 dólares). “Es posible que este efecto se diluya a medida que la recuperación de la economía global haga repuntar el crudo hacia los 55 o 60 dólares”, vaticina el economista.
Juan Ignacio Crespo, estadístico, cree que una fuerte bajada del precio del petróleo tiene un efecto balsámico como una indemnización por despido. “A corto plazo está muy bien, pero a largo plazo lo que hace falta es que entren ingresos recurrentes”, comenta el economista, que cree que el peligro es una caída desordenada de los precios. Ligado con la caída del precio del petróleo está la de las materias primas. Con las grandes mineras, “este es el principal peligro en el corto plazo para el mercado británico, en cuya bolsa cotizan algunas de estas empresas”.
El economista recuerda que a estas dudas se suma la madurez del ciclo económico en Estados Unidos, que lleva ya cinco años encadenados de expansión y que cree que puede alcanzar su punto de inflexión entre 2016 y 2017. La decisión del banco central de Estados Unidos de ir subiendo tipos puede acelerar este final de la bonanza al otro lado del Atlántico.
Una desaceleración económica tardaría alrededor de medio año en llegar a Europa. En el mejor de los casos, para 2018 podría comenzar otra etapa de alentamiento de la economía del euro y de España.
China en el punto de mira
Pero si la evolución de un gran país preocupa de forma generalizada no es la de Estados Unidos, a la que la Reserva Federal augura todavía un periodo de bonanza, sino la de China. La debilidad de la economía asiática es la que acapara los presagios sombríos de algunos economistas. Precisamente, es su caída del consumo la que podría hundir el precio de las materias primas que compra. Pero también su sobrecapacidad industrial, especialmente en el mercado del acero, está suponiendo ya un auténtico dolor de cabeza para la siderurgia del resto de países productores, ya que ha hundido los precios de este bien intermedio. También los paneles solares son otro de los productos que más se ha resentido en precios de la sobrecapacidad de las factorías chinas.
La fortaleza del yuan, la divisa china, es otro de los aspectos que puede debilitar la economía asiática al resultar caras sus exportaciones. El banco de inversión UBS asegura en su informe de tendencias para el próximo lustro que el mundo puede llegar a ver los ‘petroyuanes‘, esto es, a países productores de petróleo aceptando vender a China el oro negro denominado en la moneda asiática.
En el caso de España y la zona del euro, los riesgos a corto plazo proceden más del exterior que de dentro de la zona del euro. Grecia sigue generando dudas, como también lo hace la lentitud con la que evolucionan dos grandes economías como Francia e Italia, acusadas de no haber aplicado apenas reformas durante la reciente crisis. José Carlos Díez cree que la anemia en el crecimiento de la zona del euro sí podría llevar a poner en marcha un plan de estímulos económicos a la economía real. Por lo pronto, el Banco Central Europeo sigue comprometido con inyectar liquidez a la economía en forma de compra de deuda pública y otros activos financieros.
En España, incertidumbre pero contenida
Precisamente, esta actividad del BCE contendrá las subidas de la prima de riesgo en España. La inestabilidad política de España produce cierta incertidumbre, pero los expertos reconocen que es muy menor. “En ningún caso se asemeja a Grecia”, admite Crespo. Aunque parece que todas las incertidumbres para España son internas, Díez recuerda también que la fuerte exposición de España a América Latina y la delicada situación de Brasil y Argentina pueden pasar factura también a las multinacionales españolas.
Santiago Carbó, catedrático de Economía de la Bangor University, cree que la posibilidad una convocatoria de nuevas elecciones en España “puede introducir incertidumbre varios meses y no está claro que una nueva convocatoria de elecciones la disipe. Los mercados pueden lidiar con un entorno político abierto pero en el que hay líneas comunes de actuación y de solidez institucional”. Asegura que la prima podría subir hasta los 150 puntos básicos, frente a los 100 de un entorno político estable.
“El PIB seguirá creciendo en España pero de forma más moderada que en 2015 porque en este entorno no puede aprovecharse igualmente el impulso inversor”, asegura. En opinión de este experto, “no hay motivos para la alarma pero sí toca precaución”.
Fuentes Castro añade también la imposibilidad de alcanzar los objetivos de déficit marcados por Europa en los próximos ejercicios como uno de los elementos de preocupación para España.