Columna: Fogonero ¿A qué hora se larga el Papa?

0
411

Por Rodrigo Islas Brito

Papa en los estadios, Papa en la televisión, Papa en los gobiernos, Papa en las redes sociales, Papa en las noticias, Papa en los anuncios, Papa en las controversias, Papa en tu ciudad, Papa en tu calles, Papa contra el narco, Papa regañando obispos, Papa descubriendo el hilo negro de porque los ricos son más ricos y los pobres mas jodidos, Papa dando el rol con cardenal encubridor de pederastas, Papa adentro, Papa afuera. ¡Papa! ¡Papa! ¡Papa! … Y yo sólo miro al cielo y me pregunto, Dios, si es que existes, si es que estas allá arriba, en otra dimensión, mirándonos desde un planeta extraño, ¿a qué hora se larga el Papa?

No es que uno quiera pecar de hereje, o tampoco es que a uno le importe, pero estas prácticas humanas y fracasadas de esperar a un salvador que baje de su avión para redimirnos con su dedo abajo dedo arriba, de este universo lleno de llagas de sangre que solo supura más sangre, en algún momento tienen que parar.

Si Dios existe está allá arriba, o allá adentro, en ese mundo interno que cada uno pueda construirse , no en un hombre vestido de un blanco marfil , sucesor de un reinado de ochocientos años, con gorritos y túnicas que no han cambiado desde el Medioevo, que dicen ser representantes del altísimo y poseedores de un credo que resume en su capacidad de odio, represión y supresión los alcances de su divinidad.

La iglesia católica asegura básicamente que homosexuales, madres solteras y mujeres que abortan no están en sus planes, que ellos van contra la palabra de un Dios al que han vuelto la razón y el sostén de su trillonario centro de operaciones llamado Vaticano.

Pero no obstante su enorme dominio del juicio de lo moral o no moral, de lo natural o no natural, no han tenido empacho a lo largo de centurias de encubrir la impunidad de pederastas, asesinos, ladrones y nazis.

Ahora los que gustan de los sermones reunificadores, lo que crecieron rezándoles a piedras labradas con rostros de santos o madonas con gestos de éxtasis en sacrificio miran en este nuevo Papa de 78 años, que se ha bautizado a sí mismo con el dominical y bonachón nombre de Francisco al pastor que ha de meter más de ochocientos años de corrupción jerarquizada , mentiras como dogmas , hipocresía como moral, besos agachones en anillos dorados como adoración, finalmente al redil de la justicia social.

Como si el sólo concepto de un estado religioso empedrado en el oro de la usura, del engaño, de la ostentación, regidor de la administración del miedo, entrañara por algún lado algún tipo de justicia

Y aun así se hace un tema proverbial sobre si este Papa denuncia o no la presente masacre mexicana , como si el que lo hiciera o no fuera a parar algo. Como si las denuncias de organismos nacionales o internacionales no sirvieran para nada, como si lo que aquí se necesitara fuera que ese grito de denuncia cayera directamente del pozo sin fondo una divinidad selectiva de víctimas y causas.

¿Qué no ven que fue precisamente lo católicos, sobornables y cien por ciento guadalupanos los que nos trajo también a este pinche callejón sin salida de la violencia y el total naufragio de cualquier intento de mediano contrato social?

La iglesia católica es y ha sido cómplice y participante directa de ese criterio tan mexicano del aquí no pasa nada, del producimos la droga pero no la consumimos, de esa hipocresía endémica e institucionalizada del todos corruptos y todos rabones, con el que se ha definido la historia contemporánea de este país que ahora nos tiene reportando ejecutados en sus calles a todas las horas y a todos los minutos.

Con las narcolimosnas que se purifican cuando entran a la iglesia, con la firme intención episcopal de mantener al México siempre fiel, e ignorante, y estúpido.

Parece el colmo que hasta gente que actúa critica el noventa por ciento de su tiempo contra las imposiciones y simulaciones criminales del poder establecido, se descubran de una imbatible credulidad religiosa, viendo en la visita del Francisco (que ahora se ha reinventado en un personaje de excelente y bien medida mercadotecnia , como este Papa revolucionario que nombra a Samuel Ruiz como su tipo de sacerdote favorito cuando en su momento como obispo de Buenos Aires hizo todo lo contrario a lo que hubiera hecho su supuesto modelo siendo comparsa de los militares genocidas de la dictadura militar argentina) como una especie de endiosado iluminado que va a venir a decirle en su cara a Enrique Peña Nieto que es un criminal y con esto salvarnos a todos de nuestras patéticas y cada más abaratadas existencias.

Y que al final ha devenido en la práctica a un desfile de apretón de manos y una sesión de selfies con buena parte del gabinete presidencial y de una elite política impresentable de un país ya inenarrable.

Por besos de anillos culturales como estos, repletos de doble discurso y de un trasnochado síndrome de Estocolmo, con un México asimilado ya forever and ever, como el mayor bastión de habla hispana para la mafia vaticana, es por lo que probablemente nunca de los nunca vamos a salir de este laberinto que hoy no está aniquilando.

El Papa ira a Chiapas a decir que el fallecido en abandono, Samuel Ruiz es el modelo del sacerdote de compromiso social que busca para su iglesia, rememorará el apoyo que este le dio al Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) convirtiendo este gesto que al final la propia iglesia católica terminó denostando, en la punta de lanza de su visión reformista y revolucionaria.

Después irá a Michoacán , pasando por alto el hecho de que estará pisando la tierra del mayor sacerdote violador en serie de la historia de México, Marcial Maciel , y hablara de justicia social y dirá otra vez que el diablo esta sobre México, y los que lo necesiten se romperán la cabeza pensando una y otra vez quién diablos el diablo al que se refiere el Santo Padre Jorge Bergoglio

Pero este, fiel a su cálculo comercial, probablemente se los dejara de tarea. Hasta su próxima visita y hasta su próximo circo.